DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
EL PELIGRO DE HACER EL BIEN.
Asistimos, en el texto de hoy, a un día en la vida de Jesús que se inicia en la sinagoga y concluye al alba del día siguiente dejando Cafarnaúm, a pesar de que la gente le busca porque es que hay que anunciar la buena noticia en otros sitios.
Es este un texto lleno de sugerencia y de guiños que trataremos de ir descubriendo. Jesús sale de la sinagoga donde se reunen a rezar los judíos piadosos que cumplen así lo establecido por la ley de Moisés - antigua Alianza - y se va a casa- recordemos que la casa bien puede simbolizar la Iglesia- de Pedro, donde alguien, su suegra, mujer mayor y por tanto enraizada en la antigua alianza, esta enferma y a la que El cura en sábado. La pone en pié y hábil para ejercer su función. Jesús no la desecha por ser mayor y puesto que aún puede y debe prestar servicio no se conforma con consolarla, sino que la coge de la mano y la cura. La antigua alianza en el corazón de la nueva: Iglesia. Aquella no puede ni debe ser despreciada, es fundamental para que la nueva pueda caminar, pueda ser entendida y valorada y esta debe acogerla con respeto y cariño, como se merece.
Cae la tarde del sábado y las sombras empiezan apoderarse de todo. El precepto junto con la oscuridad impiden trabajar, hacer nada. Jesús sana, libera, desata a los enfermos y poseídos desde la nueva casa, que ya no está sometida a las normas de la antigua alianza la cual pide a gritos ser renovada. El enemigo está al hacecho y por ahora no se atreve a actuar, espera momento y ocasión oportunos para hacerlo y lo hará, precisamente allí donde el culto al Dios de los padres ha de ser liberador: el corazón del hombre y en el corazón del pueblo: Jerusalén.
Jesús se percata de todo lo que ocurre, sabe del alcance que tiene y lo que significa para muchos que le ven y oyen y siente la necesidad de estar en comunión con el Padre.
Sabe que esos momentos de gloria que la gente le ofrece es cosa que pasará pronto y que conducen nada mas que a la posibilidad de que la obra que ha iniciado se deteriore.
El no puede abandonarse en el empeño de fidelidad y entrega a la voluntad del que le ha enviado.
De madrugada se va a orar, necesita orar, necesita reforzar su espíritu en el amor del Padre.
Le van a buscar y de nuevo, de forma ingenua y lógica, aparece la tentación en ese "todo el mundo te busca". Esto suena a aquello de "Adórame y todo será tuyo".
La respuesta decidida que reciben los que le vienen buscando, puede sonar a desprecio. Pero no, está en sintonía con algo que va mas allá. Está en sintonía con dejar en libertad a los hombres a la hora de optar por Dios o no, a la hora de ser libres. A estos ya se les ha anunciado la Buena Nueva con palabra y con signos, ahora son ellos los que han de responder a esa llamada. No consiente, ni quiere que la gente por su culpa, caiga en el fanatismo del Dios curandero y que está para satisfacer nuestras apetencias pasajeras sin que nosotros nos planteemos algo mas serio y profundo que nos lleve a transformar nuestra existencia. No tomarse en serio a Dios y la misión que le ha sido encomendada, sería hacerle el juego a los demonios a los que por ahora tiene controlados.
Por eso la respuesta: " Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido" , no podía ser otra mas que esa.
Feliz día del Señor.
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