Rebeca Paniagua/El Mundo
Vemos sus carritos en los pasillos y apenas se les escucha trabajar.
Limpian a destajo, una tras otra, habitaciones de hoteles, aparthoteles y
bungalows sin perturbar la tranquilidad del turista. Son las
limpiadoras de hotel, unas 15.000 en Canarias según la patronal hotelera
-y mujeres casi el cien por cien-. Reclaman mejoras que alivien sus
penosas condiciones laborales.
"La situación siempre ha sido extrema, pero con la llegada de la crisis,
los empresarios y las grandes cadenas hoteleras se han aprovechado un
poco más", declara Josefa Mederos, empleada de un hotel del sur de Gran
Canaria que no teme dar la cara.
Lleva 15 años adecentando habitaciones y se hace al día unas 16, "aunque
he llegado a realizar hasta 21, 8 o 9 de ellas de salida", apunta.
Estas habitaciones son las de marcha definitiva del cliente, y en ellas,
el tiempo y el esfuerzo es mayor.
Pero el sector turístico de las islas ya no se puede parapetar en la
crisis. Canarias volvió a batir en 2014 (como viene ocurriendo en los
últimos años) una nueva marca en la llegada de visitantes: casi 13
millones de turistas recibidos. Del mismo modo, el gasto turístico se
anotó un nuevo tope. Los visitantes extranjeros se dejaron en sus
vacaciones en las islas 12.444 millones de euros, un 6,6% más que en
2013, la cifra más alta de la historia de acuerdo a los datos
facilitados por el Ministerio de Industria y Turismo. A pesar de ello,
la situación de las camareras de piso permanece estancada, y las cifras
récord de viajeros e ingresos no se traducen en un avance laboral ni
económico para estas empleadas.
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