sábado, 14 de febrero de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

 DESVELANDO EL ROSTRO DE DIOS.

La primera lectura de este domingo es del libro del Levítico y nos pone  en situación para entender mejor lo que acontece en el Evangelio. También  la segunda lectura, que es de la primera a Corintios, toca el tema  como respuesta a la  obra de Jesús.
El asunto no es otro mas que el de la  pureza religiosa que se  expande, según era aplicada,
hasta la vida cotidiana de las personas.
  La Acción de Jesús con respecto a ello resulta liberadora. En los textos de los Evangelios nos encontramos con mucha frecuenciaesta con esta forma de actuar. Podríamos pensar que Jesús desprecia la Ley  y con ello está despreciando a Moisés, era lo  pensaban lo hombres  religiosos de aquellos momentos. Sin embargo, si nos paramos un momento, nos damos cuenta de que Jesús no traspasa la ley  por la ley. Su posicionamiento
 no es tanto contra la ley, sino contra la forma de interpretarla y aplicarla  Digamos que no le preocupa tanto la norma como la persona que la sufre y las consecuencias que trae consigo que embargaban toda la vida del pueblo de Dios.
 Jesús actúa: a la ley de la impureza religiosa  hay que darle su auténtico valor, que no es presisamente el de atar y someter al hombre, cuando es así y lo tiene sometido, lo anula, lo aniquila. Lo peor, y es contra lo que  Jesús lucha, es que esto  sucede  en nombre de Dios. Así, esa forma de  aplicar la ley  favorece una imagen negativa de Dios e impide, por tanto, que  la persona pueda tener una experiencia gratificante de su  misericordia. La imagen de Dios que propicia la norma  interpretada desde ese 
angulo, es la de un Dios severo, que no perdona y lo que no puede cobrarse en los padres lo cobra en los hijos. No es un Dios que sea dado al perdón, sino a la severidad y al castigo. Ese es el tema.
 Lo hermoso de todo esto es que Jesús lo  lleva a cabo con sencillez, sin espavientos  y sin solicitar ninguna recompensa. Lo que a El le mueve es ayudar a descubrir, desvelar, el verdadero rostro del Padre, oculto por  tanta norma innecesaria, que como neblina  impide ver un poco mas allá  de nuestros pies 
Por otro lado, aunque el secreto mesiánico  permanece y lo solicita  a los que a El se acercan buscando ayuda, descubrimos que nada le para ante el dolor del hombre, ante el sufrimiento humano y actúa: lo primero es el hombre como imagen de Dios, porque es desde ahí desde donde se manifiesta,  no hay otra forma, el verdadero rostro de Dios, su proyecto para con el hombre.


 Es desde ahí, solamente desde ahí, desde donde Dios será reconocido, alabado y glorificado, no desde ámbitos de dolor y oscuridad que dificultan al hombre  poder tener a Dios en cualquier momento por el que pase su vida. Esto lleva al rechazo, a la impertinencia, no a la gracia y a la paz, dimanadas de la certeza del amor y  presencia de Dios en la vida de todos los días.
 Feliz día del Señor.

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