sábado, 21 de diciembre de 2024

DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO. CICLO C.

DIOS LLEVA  A CABO SU PLAN 

En este cuarto domingo de Adviento es el profeta Miqueas quien  se acerca al pueblo y a nosotros, para recordarnos que la palabra del Señor es sincera y  todas sus acciones leales, como dice el salmo. El profeta señala el lugar de nacimiento del que ha sido prometido y tantas veces anunciado: Belén de Efrata la  ciudad del pan, la  ciudad  de la alegría  que engendra vida. Ciudad pequeña  entre las aldeas de Judá, pero no por ello  menos importante; lo pequeño  va a tener cierta relevancia en la palabra de este domingo cuarto. Y así ha ido avanzando la historia de la  salvación que Dios hace con todos y cada uno de nosotros; eso se anunció y se cumplió;  tambien lo que nos ha dicho el Señor se cumplirá.

El pueblo esperó, se desanimó, buscó, rezó, no terminaba de entender, pero  no cejaba en su empeño de fiarse aunque con dificultades de lo que se le había dicho y cuando mas la esperanza se consumía, mas  se anunciaba  el acontecimiento y será  la fuerza del Señor, la que sostenga al pueblo  y la que realice la salvación y será  la promesa hecha  carne la que pastoreará, la que devolverá los cautivos, la que sanará y traerá la paz, tambien  para nosotros hoy. 

 En la segunda lectura el autor de la carta a Los Hebreos nos recuerda que ha sido por la entrega generosa de Jesús por lo que hemos alcanzado la gracia y la salvación porque El se ha entregado a sí mismo de forma generosa y total  para redimirnos del  pecado, el mal que nos aquejaba, haciendo la voluntad del Padre que no era tanto que el Hijo padeciera como que nos rescatara desde un ofrecimiento generoso  y total, de forma que el pecado de cualquier generación es  superado porque su entrega  está por encima y mas allá de cualquier maldad realizada por el hombre en cualquier etapa de la historia;  Cristo venció  al pecado y con el, la muerte.

De nuevo nos encontramos que lo pequeño  adquiere importancia  en la dinámica de la salvación. Cristo se niega y negándose se  reafirma como el que salva después de  pasar por  la humillación que esa negación significó.

Y entramos en el texto del Evangelio que es de San Lucas y en donde María acude presurosa a casa de su prima Isabel porque hay que contar novedades, cosas que están ocurriendo y que no podemos dejar pasar por alto y las montañas y caminos de Judá se llenan de luz y alegría porque la esperanza ha anidado en la vida cotidiana de la gente, en lo sencillo del pueblo.

Y la  experiencia de Dios que  se alimenta en el corazón  de los que siempre lo han esperado  y saben de el, se hace necesaria para encontrar la paz y la serenidad ante lo que está sucediendo y de nuevo "lo que te ha dicho el Señor se cumplirá", encuentra fuerza y relevancia y la oración, el reconocimiento, la historia, vuelven  a primer plano porque Dios la va reconduciendo y poniendo en mano de los hombres  de quienes quiere  su participación. " ¿ Quién soy yo, para que me visite la madre de mi Señor? "

Y en lo pobre, en lo  descartado,  en lo que no cuenta, porque no se le ha dado la oportunidad para ello, ( las mujeres y las estériles) Dios anida y hace su gran fechoría,  realizar, concretar, la salvación...Y así,  nosotros podemos llegar a la Navidad de hoy  reafirmando lo que el nombre de este  niño que nos nace dice y significa y realiza: Enmanuel: Dios - con - nosotros... Y de nuevo, nos encontramos con lo pequeño que nos engrandece.

¡¡Feliz Cuarto Domingo de Adviento!!

José Rodríguez Díaz.



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