DIOS LLEVA A CABO SU PLAN
En este cuarto domingo de Adviento es el profeta Miqueas quien se acerca al pueblo y a nosotros, para recordarnos que la palabra del Señor es sincera y todas sus acciones leales, como dice el salmo. El profeta señala el lugar de nacimiento del que ha sido prometido y tantas veces anunciado: Belén de Efrata la ciudad del pan, la ciudad de la alegría que engendra vida. Ciudad pequeña entre las aldeas de Judá, pero no por ello menos importante; lo pequeño va a tener cierta relevancia en la palabra de este domingo cuarto. Y así ha ido avanzando la historia de la salvación que Dios hace con todos y cada uno de nosotros; eso se anunció y se cumplió; tambien lo que nos ha dicho el Señor se cumplirá.El pueblo esperó, se desanimó, buscó, rezó, no terminaba de entender, pero no cejaba en su empeño de fiarse aunque con dificultades de lo que se le había dicho y cuando mas la esperanza se consumía, mas se anunciaba el acontecimiento y será la fuerza del Señor, la que sostenga al pueblo y la que realice la salvación y será la promesa hecha carne la que pastoreará, la que devolverá los cautivos, la que sanará y traerá la paz, tambien para nosotros hoy.
En la segunda lectura el autor de la carta a Los Hebreos nos recuerda que ha sido por la entrega generosa de Jesús por lo que hemos alcanzado la gracia y la salvación porque El se ha entregado a sí mismo de forma generosa y total para redimirnos del pecado, el mal que nos aquejaba, haciendo la voluntad del Padre que no era tanto que el Hijo padeciera como que nos rescatara desde un ofrecimiento generoso y total, de forma que el pecado de cualquier generación es superado porque su entrega está por encima y mas allá de cualquier maldad realizada por el hombre en cualquier etapa de la historia; Cristo venció al pecado y con el, la muerte.
De nuevo nos encontramos que lo pequeño adquiere importancia en la dinámica de la salvación. Cristo se niega y negándose se reafirma como el que salva después de pasar por la humillación que esa negación significó.Y entramos en el texto del Evangelio que es de San Lucas y en donde María acude presurosa a casa de su prima Isabel porque hay que contar novedades, cosas que están ocurriendo y que no podemos dejar pasar por alto y las montañas y caminos de Judá se llenan de luz y alegría porque la esperanza ha anidado en la vida cotidiana de la gente, en lo sencillo del pueblo.
Y la experiencia de Dios que se alimenta en el corazón de los que siempre lo han esperado y saben de el, se hace necesaria para encontrar la paz y la serenidad ante lo que está sucediendo y de nuevo "lo que te ha dicho el Señor se cumplirá", encuentra fuerza y relevancia y la oración, el reconocimiento, la historia, vuelven a primer plano porque Dios la va reconduciendo y poniendo en mano de los hombres de quienes quiere su participación. " ¿ Quién soy yo, para que me visite la madre de mi Señor? "
Y en lo pobre, en lo descartado, en lo que no cuenta, porque no se le ha dado la oportunidad para ello, ( las mujeres y las estériles) Dios anida y hace su gran fechoría, realizar, concretar, la salvación...Y así, nosotros podemos llegar a la Navidad de hoy reafirmando lo que el nombre de este niño que nos nace dice y significa y realiza: Enmanuel: Dios - con - nosotros... Y de nuevo, nos encontramos con lo pequeño que nos engrandece.
¡¡Feliz Cuarto Domingo de Adviento!!
José Rodríguez Díaz.
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