sábado, 8 de octubre de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

DESANDANDO CAMINOS.

  El evangelio de este domingo nos plantea la cuestión del reconocimiento agradecido que encontramos en el hombre que habiendo sido curado junto con otros nueve,  vuelve sobre sus pasos para dar gracias por el bien que se le ha hecho, nada menos que haber sido curado del estigma de la lepra.

Es entonces,  en  ese reencuentro mas personalizado  y consciente, cuando  se le dice que ha encontrado la salvación. De entrada y para todos,  la salvación consistía en verse libres de la enfermedad, pero Jesús  da un paso mas  distinguiendo entre sanación y salvación.

El agradecimiento   pasa por el reconocimiento  de aquel que nos hace el bien, por la aceptación  de su bondad misericordiosa y esto es lo que el hombre  hace. El tema  adquiere un acento mas fuerte  si atendemos la observación que nos hace el evangelista de que este hombre que volvió sobre sus pasos era samaritano y sabemos  que los  samaritanos no  querían saber nada  con los que se dirigían a Jerusalén.

 La salvación total alcanza al leproso  cuando es capaz de reconocer y dar gracias desgajándose del resto que  sumergido en el alboroto de la  sanación no trasciende ni piensa en  quien le ha hecho tal favor.

Nos damos cuenta de que la misericordia Dios atiende a todo el que le invoca sea de donde sea, venga de donde venga, pero también nos damos cuenta de  la facilidad con la que nos olvidamos, cuando ya hemos conseguido lo que pedimos, de aquel que nos  lo  ha  proporcionado y cercenamos un proceso de encuentro  que está  llamado a ir mas allá de un momento puntual en nuestra existencia.

 La salvación no la podemos limitar a solo lo corporal, sino que  abarca todo lo que es nuestra existencia y parte de nuestra existencia, muy importante, es  lo  trascendental, lo que  que  está ahí pero que va mas allá y que  posibilita el encuentro  con Dios, con el Dios de la vida en plenitud. Eso fue lo que encontró el samaritano a gradecido al volver sobre sus pasos  en reconocimiento del bien que se le había  proporcionado, en el segundo encuentro con Jesús.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz 



  





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