UN ASUNTO DE FIDELIDAD.
Nos encontramos en el evangelio de este domingo que los apóstoles le piden a Jesús que les aumente la fe y el Señor les responde con un ejemplo de fidelidad que nos puede resultar desconcertante y casi fuera de tono, vamos, que parece que no tiene nada que ver con lo que ellos le estan solicitando. Pero no, si que tiene que ver al tiempo que pone las cosas en su sitio. La fe es un don, si, pero hay que ganarlo, pues por mucha fe que el Señor quiera darme si yo no respondo a ello no sirve de nada. Luego, la fe es cuestión de don, si, pero también de fidelidades, pequeñas o grandes, pero fidelidad al fin y a la postre.El Señor se regala dejándose encontrar en nuestra vida y el resto es cosa nuestra. Por otro lado, no tiene nada que ver con el "te doy para que me des", no. El asunto está en que cuanto mas yo me dejo ganar por esa su presencia envolvente, mas consciente soy de su cercanía, que en cuanto yo mas le pongo en el centro de mi corazón y decisiones, mas consciente soy de ese estar en sus manos desde todo y para todo, en su amor.
Los humanos sabemos y decimos que el amor ni se compra, ni se vende ni se puede forzar. Sucede lo mismo con la fe y de ahí que podamos decir, ciertamente, que es don, donación de Dios para con nosotros. La respuesta a ese don, ante ese amor que nos envuelve y que experimentamos salvador porque nos libera de aquello que llamamos egoísmo que nos encierra en nosotros alejándonos de los demás y por ende del Creador, eso, es la fe.Es en el día a día en donde el Señor se deja encontrar reforzando su presencia en la vida de los que les son fieles desde la conciencia de estar en sus manos, al tiempo que despierta gratuidad al descubrir que no somos dignos de tanto don inmerecido que no ha de llevarnos a vanagloriarnos ni a prestar oído a la vanidad de pensar o sentir que creemos mas que cualquiera otro. La fe no es algo que se compra, la fe se gana y se gana en las revueltas de la vida que es donde nos encontramos y nos agarramos a Dios como aquel que nos salva y que nos lleva a tenerle presente a hacerle presente, apostando por una comunión que se ofrece y que hay que ganar, eso es fidelidad.
La fe engendra la esperanza y ambas la caridad y por la caridad actuamos con esperanza porque creemos en el Dios de la vida, de toda vida. Y llegará un día en que ni fe ni esperanza serán necesarias porque vamos a vivir en la Caridad, es decir por, en y desde el Amor de Dios que es fiel y alienta y provoca nuestra fidelidad.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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