sábado, 26 de febrero de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO . DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

REBUSCANDO EN EL CORAZÓN

Nos encontramos en el texto del evangelio de este domingo que Jesús instruye al tiempo que advierte a los discípulos, con respecto a  actitudes y comportamientos  que  han de tener presente como son: la soberbia y la hipocresía... Lo hace de una forma muy original, no señala a nadie hablando para todos. Ellos saben muy bien  lo que les está queriendo decir  y lo que de de ellos espera.

Nos paramos un poco  en el texto y descubrimos  que dice: un ciego no puede guiar a otro ciego... El discípulo no es mas que el maestro... No solo los otros  tienen motas en los ojos... El árbol sano no da frutos dañados... Que está queriendo decir Jesús  con todos esto? A donde apunta su reflexión?    Lo que si es indudable es que  en todo ello hay un intención pedagógica y como todo maestro espera que sus alumnos aprendan la lección. Ahora bien, nos podemos preguntar  ¿ por qué Jesús les habla de ello?  Será simple y llanamente  para que sean buena  gente o porque está  observando esas actitudes en el seno del grupo y se apresta a corregir, a enderezar, de forma que  no se pierdan en un  enredo de sentimientos y deseos que, aparentemente son buenos, pero que terminarán por utilizar a los otros en nombre de Dios?

Está proponiendo un estilo nuevo  de vivir la experiencia de Dios desde la sencillez, la apertura a la palabra, la humildad, la libertad y todo ello  en contraposición al grupo de los fariseos que  se  erigían en maestros, aparentaban perfección y presumían de dar buenos frutos.

Creo que es ahí donde está la clave de esta enseñanza. En cierta ocasión les dirá , " Cuidado con la levadura de los fariseos"  y no se refería a otra cosas mas que a esto.

  En definitiva, me parece a mi que  estamos siendo invitados a  ser sencillos, a caminar junto a los otros sin sentirnos superiores, a  trabajar  la bondad del corazón. Dimensiones que se van reflejando en la vida del que tiene, siente y vive a Dios en su corazón y alza las manos al cielo  sabiendo que necesita de su misericordia, de su perdón y que busca desde la oración, que va transformando su vida, la sabiduría, el consuelo y la paz.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz





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