sábado, 27 de junio de 2020

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt. 10,37-42

  EN LA ENCRUCIJADA DEL SEGUIMIENTO

Nos encontramos en el evangelio de este domingo que Jesús habla a los discípulos sin  trampas ni tapujos. Les habla del seguimiento, de la fidelidad en ese seguimiento y a su persona, diríamos , casi, como que Jesús se muestra celoso de aquellos que  dicen quieren seguirlo. No hay trampa ni cartón, la fidelidad  se revela en este texto como algo imprescindible y necesario para los discípulos en el seguimiento.


 Lo de cagar la cruz , perder la vida,  posponer cualquiera otra situación ante la  fidelidad y la urgencia en el seguimiento, se hacen  fundamentales. Esa vida entregada a Cristo  ha de tomar carta de  identidad en el servicio a los demás, que es como termina el texto  cuando nos dice  lo del  vaso de agua fresca.
En el fondo de todo ello está latente el primer mandamiento de la Ley en el que se nos dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas.  
Jesús deja caer en medio de toda esta propuesta  lo de "  el que me recibe, recibe al que me ha enviado" 

No solo les  esta hablando de su identificación con el padre, sino que también les recuerda  la primacía del mandamiento del amor a Dios por encima  de todo y que hay que traducir en  las relaciones concretas de cada día y en las que tenemos ocasión de mostrarle nuestra fidelidad  desde el desvalimiento del necesitado.

Por otra parte, nos encontramos que eso es lo que identifica  a los discípulos con el Maestro "  el que os recibe a vosotros  a mi me recibe ", dirá.
 Ser dignos de Jesús es estar dispuestos a esa entrega,es lo que el llama la cruz, cargar con nuestra cruz. La cruz en Cristo  se revela como fidelidad al Padre y a los hombres, signo de su amor. Así también debe ser en cada uno de nosotros .

!! Feliz día del Señor ¡¡

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