sábado, 13 de junio de 2020

LA PALABRA DEL DOMINGO.

DOMINGO  11 DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A. 
 SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO. 
Jun.  6,51-59.



¿ Cómo puede  éste darnos a comer su carne ?

 Todos sabemos que este domingo celebramos la fiesta de  la presencia permanente de Jesús en la Eucaristía. Es una gran oportunidad que se nos ofrece  para reflexionar y pensarnos como estamos viviendo este cotidiano acontecer de su presencia real y verdadera entre nosotros.
 Siempre ha sido y sigue siendo la gran oportunidad para renovarnos , para  dejarnos embargar por la gracia de su presencia que nos lleva  a la necesidad  de vivir una vida que siempre puede mejorar en la autenticidad y la verdad. Sabemos que fe y vida  no pueden andar en dicótoma, sino en la  unidad.  La fe alienta la vida y la vida  hace concreta la fe. Así lo vivió Jesús y así hemos de aprender a vivirlo nosotros.

   Ahora bien, Jesús sabe de nuestras debilidades,   flaquezas y hambres y por ello se queda con nosotros en este sacramento que como alimento esta llamado a reforzarnos en la batalla de  cada día, a consolarnos en las  tristezas y a  levantarnos en los desánimos que todos  sufrimos  mas tarde o temprano. Se hace necesario el encuentro, no solo la celebración, sino también en la intimidad y la escucha.
    Reconocer la presencia real de Jesús en el pan bendecido es  reconocer  su fidelidad en  la palabra que  nos dio de seguir entre nosotros, es reconocer su amor y su entrega no solo por los que  le quieren seguir y estan en ello, sino  también para todo hombre o mujer.

La Eucaristía es ese  estar, seguir estando presente, al lado, cerca de los suyos, con los brazos y el corazón  abiertos para acoger y ofrecer su amor que no es otro mas que el amor del Dios Trinitario que nos da la vida , que nos  sostiene y nos quiere santificar. Esto tan sublime y extraordinario se nos presenta de forma tan sencilla y cercana, tan al alcance  nuestro , tan  cotidiano... que  corremos el peligro de no saber valorarlo, de no  caer en la cuenta de su trascendencia...  de no saber descubrir y valorar la riqueza que  en cierra y  se nos quiere entregar.

 La Eucaristía es fuente de consuelo, de paz , alegría y gozo aún viviendo  situaciones  duras y difíciles... fuente de comunión y solidaridad.
El dijo: " el que me come vivirá por mí "


¡¡Feliz fiesta del Cuerpo del Señor !!






  





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