DOMINGO 11 DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.
Jun. 6,51-59.
¿ Cómo puede éste darnos a comer su carne ?
Todos sabemos que este domingo celebramos la fiesta de la presencia permanente de Jesús en la Eucaristía. Es una gran oportunidad que se nos ofrece para reflexionar y pensarnos como estamos viviendo este cotidiano acontecer de su presencia real y verdadera entre nosotros.
Siempre ha sido y sigue siendo la gran oportunidad para renovarnos , para dejarnos embargar por la gracia de su presencia que nos lleva a la necesidad de vivir una vida que siempre puede mejorar en la autenticidad y la verdad. Sabemos que fe y vida no pueden andar en dicótoma, sino en la unidad. La fe alienta la vida y la vida hace concreta la fe. Así lo vivió Jesús y así hemos de aprender a vivirlo nosotros.
Ahora bien, Jesús sabe de nuestras debilidades, flaquezas y hambres y por ello se queda con nosotros en este sacramento que como alimento esta llamado a reforzarnos en la batalla de cada día, a consolarnos en las tristezas y a levantarnos en los desánimos que todos sufrimos mas tarde o temprano. Se hace necesario el encuentro, no solo la celebración, sino también en la intimidad y la escucha.
Reconocer la presencia real de Jesús en el pan bendecido es reconocer su fidelidad en la palabra que nos dio de seguir entre nosotros, es reconocer su amor y su entrega no solo por los que le quieren seguir y estan en ello, sino también para todo hombre o mujer.
La Eucaristía es ese estar, seguir estando presente, al lado, cerca de los suyos, con los brazos y el corazón abiertos para acoger y ofrecer su amor que no es otro mas que el amor del Dios Trinitario que nos da la vida , que nos sostiene y nos quiere santificar. Esto tan sublime y extraordinario se nos presenta de forma tan sencilla y cercana, tan al alcance nuestro , tan cotidiano... que corremos el peligro de no saber valorarlo, de no caer en la cuenta de su trascendencia... de no saber descubrir y valorar la riqueza que en cierra y se nos quiere entregar.
La Eucaristía es fuente de consuelo, de paz , alegría y gozo aún viviendo situaciones duras y difíciles... fuente de comunión y solidaridad.
El dijo: " el que me come vivirá por mí "
¡¡Feliz fiesta del Cuerpo del Señor !!
SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.
Jun. 6,51-59.
¿ Cómo puede éste darnos a comer su carne ?
Todos sabemos que este domingo celebramos la fiesta de la presencia permanente de Jesús en la Eucaristía. Es una gran oportunidad que se nos ofrece para reflexionar y pensarnos como estamos viviendo este cotidiano acontecer de su presencia real y verdadera entre nosotros.
Siempre ha sido y sigue siendo la gran oportunidad para renovarnos , para dejarnos embargar por la gracia de su presencia que nos lleva a la necesidad de vivir una vida que siempre puede mejorar en la autenticidad y la verdad. Sabemos que fe y vida no pueden andar en dicótoma, sino en la unidad. La fe alienta la vida y la vida hace concreta la fe. Así lo vivió Jesús y así hemos de aprender a vivirlo nosotros.
Ahora bien, Jesús sabe de nuestras debilidades, flaquezas y hambres y por ello se queda con nosotros en este sacramento que como alimento esta llamado a reforzarnos en la batalla de cada día, a consolarnos en las tristezas y a levantarnos en los desánimos que todos sufrimos mas tarde o temprano. Se hace necesario el encuentro, no solo la celebración, sino también en la intimidad y la escucha.
Reconocer la presencia real de Jesús en el pan bendecido es reconocer su fidelidad en la palabra que nos dio de seguir entre nosotros, es reconocer su amor y su entrega no solo por los que le quieren seguir y estan en ello, sino también para todo hombre o mujer.
La Eucaristía es ese estar, seguir estando presente, al lado, cerca de los suyos, con los brazos y el corazón abiertos para acoger y ofrecer su amor que no es otro mas que el amor del Dios Trinitario que nos da la vida , que nos sostiene y nos quiere santificar. Esto tan sublime y extraordinario se nos presenta de forma tan sencilla y cercana, tan al alcance nuestro , tan cotidiano... que corremos el peligro de no saber valorarlo, de no caer en la cuenta de su trascendencia... de no saber descubrir y valorar la riqueza que en cierra y se nos quiere entregar.
La Eucaristía es fuente de consuelo, de paz , alegría y gozo aún viviendo situaciones duras y difíciles... fuente de comunión y solidaridad.
El dijo: " el que me come vivirá por mí "
¡¡Feliz fiesta del Cuerpo del Señor !!
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