sábado, 20 de junio de 2020

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.  10,26-33.

       SIN ABANDONAR LO COTIDIANO

Jesús nos habla  en el evangelio de este  domingo advirtiéndonos del miedo e invitándonos a ser fieles aún en las dificultades que puedan poner en peligro nuestra existencia. Invita a ser valientes. El sabe que esa valentía, esa fuerza para decir y proclamar lo que  le hemos oído, no va a ser plato de buen gusto para todos, lo sabe y por eso les habla y les dice donde han de encontrar el coraje para hablar sin ocultar la verdad.
 Les revela donde está esa fuente y lo hace con una  comparación- reflexión : si el Padre cuida de toda la creación , como no va a cuidar de cada uno de sus hijos, que valen mas que cualquier otro miembro de la naturaleza? Si cuida de los gorriones , no va a cuidar de ustedes?
 Es de lógica aplastante, pero en nosotros  siempre está  la duda que siembra el temor en nuestro corazón... nos cuesta  ponernos en esa línea y es que  en muchas ocasiones  no estamos en la actitud del abandono  y la confianza, del fiarnos... 


 No terminamos de creernos sus palabras... Siempre el temor, siempre la incertidumbre, siempre   el querer controlar nuestro destino mas allá de nuestra  propias posibilidades.
 Esto es un  aprendizaje  que ha de conformar un estilo de vida que el mundo  no entiende, o no quiere entender, no  acepta... Nosotros hemos de tenerlo bien claro si no queremos vivir  la fe  en una completa y total dicotomía ... vamos, si no queremos  estar dando bandazos entre un  " si " y  un  " ya veremos".
 Vivir  toda nuestra existencia  puesta en las manos del Padre  sin  abandonar lo cotidiano,  vivir  la experiencia de abandono y confianza.. No es fácil, no.
Si miramos la vida de Jesús  nos daremos cuenta de que no habla  por hablar, sino que toda su vida estuvo pendiente de la voluntad del Padre y no le importó lo que pensaran aquellos que  no querían que siguiera hablando y actuando  y cuando  llego a su vida el momento del testimonio definitivo, estoy pensando en Getsemaní, donde sufrió hasta sudar gotas de sangre y donde invoco con  lágrimas el consuelo y  la cercanía, halló la paz en la oración y en el abandono total  al que en ese momento su  cuerpo se resistía y lo mismo en la cruz, como cumplimiento de toda una existencia de fidelidad, cercanía y transparencia.  El secreto, la constante comunión con el Padre sin abandonar lo cotidiano.

¡¡¡ Feliz día del Señor !!!

  

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