sábado, 26 de enero de 2019

EL PAPA FRANCISCO HA DICHO


Papa Francisco a los obispos centroaméricanos en la JMJ de Panamá: «Los jóvenes son rostro de Cristo y a Cristo no podemos llegar de arriba a abajo, sino de abajo a arriba»

* «Los exhorto pues, a promover programas y centros educativos que sepan acompañar, sostener y potenciar a sus jóvenes; por favor “róbenselos” a la calle antes de que sea la cultura de muerte la que, “vendiéndoles humo” y mágicas soluciones se apodere y aproveche de su inquietud y de su imaginación. Y háganlo no con paternalismo, que no lo toleran, no de arriba a abajo, porque eso no es lo que el Señor nos pide, sino como padres, como hermanos a hermanos»

El Papa en homilía de liturgia penitencial a jóvenes presos en la JMJ: «Dios les da una nueva oportunidad. El Señor no mira una condena sino hijos»

* «La alegría y la esperanza del cristiano ―de todos nosotros, también del Papa― nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie. Eso es lo que nos dice Dios a cada uno. Vos sos parte de mi familia y no te voy a dejar tirado en la cuneta. No puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo. ¿Aquí? Sí Señor, aquí. Es haber sentido como lo compartiste vos, Luis, que en aquellos momentos que parecía que todo se había acabado algo te dijo: ¡No! Todo no ha terminado, porque tenés un propósito grande que te permite comprender que el Padre Dios estaba y está con todos nosotros y nos regala personas con las que caminar y ayudarnos a alcanzar nuevas metas»

Papa Francisco a los jóvenes en la JMJ 2019: «El amor de Dios sabe más de levantadas que de caídas, de dar una nueva oportunidad que de condenar»


* «María tenía la edad de tantos de ustedes y María dijo: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). ¿Nos animamos a decirle al ángel, como María: he aquí los siervos del Señor, hágase? No contesten acá. Contesten en el corazón. Hay preguntas que solo se responden en silencio. Cada uno volverá a casa con la fuerza nueva que se genera cada vez que nos encontramos con los otros y con el Señor, llenos del Espíritu Santo para recordar y mantener vivo ese sueño que nos hace hermanos y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo: allí donde nos encontremos, haciendo lo que estamos haciendo, siempre podremos levantar la mirada y decir: Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado —¿se animan a repetirlo conmigo?—. Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado. Más fuerte, están roncos: Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado»

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