sábado, 12 de enero de 2019

LA PALABRA DEL DOMINGO

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR.
Luc.3,15-16,21-22.

EL CIELO HA QUEDADO ABIERTO PARA SIEMPRE




    Con esta fiesta del Bautismo del Señor termina el ciclo de las fiestas de la Navidad; ya, el próximo domingo, volvemos al tiempo ordinario pero vamos a centrarnos en lo que hoy nos ocupa: El Bautismo de Jesús en el Jordán.
    Los exegetas hablan  de tres  epifanías en la vida de Jesús, una de ellas es esta y las otras dos son la manifestación a los gentiles, - Fiesta de los Reyes Magos-  y la del Monte Tabor. Una  a los gentiles, otra al pueblo que oyendo la Palabra quiere cambiar de vida, la de hoy, y la tercera a los discípulos.
El texto de hoy lo podemos  dividir en dos partes: a) el testimonio de la profecía en esta ocasión encarnada en Juan el Bautista y b) el testimonio del Padre y del Espíritu.
Hacer notar el gesto de Jesús que  no tiene reparos en mezclarse con los pecadores que buscan el perdón y que esperan en la misericordia de Dios. Este gesto va a marcar toda su existencia; en determinada ocasión  dirá que para eso ha venido, para estar junto a  y ser solidario con los  pobres, los pecadores y los que  esperan que la palabra dicha tanto tiempo otras, encuentre cumplimiento.
Hacer notar que en las tres epifanías  abriéndose el cielo es reconocido como el Hijo, para adorarle y escucharle porque es el predilecto, el amado.
    Es aquí, en este reconocimiento como el Hijo amado  donde hemos de engarzar nuestro propio bautismo, porque en el y desde el,  reconocemos a Dios como Padre y el Padre nos reconoce y acepta como hijos amados en el hijo.
 Esto tiene una hermosa consecuencia y es que siendo Hijos de Dios reconocidos estamos llamados a vivir como tal y ¿quién nos puede enseñar a vivir como tales, con quien hemos de aprender a vivir  como hijos? Pues  quien mejor que  el Hijo amado por quien también nosotros somos amados?
 !!!Menuda suerte...¡¡¡    Desde esa dimensión paterno filial que nos envuelve por el bautismo, somos llamados a  valorar toda la vida y la enseñanza de Jesús, a  no menospreciar ni una de sus palabras o sus gestos. El es Maestro, el guía, como dirá en determinado momento: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Este es el que nos conduce al Padre. ¡¡¡Bendito sea Dios¡¡¡
    Toda su vida fue un estar en las cosas del Padre y desde esa experiencia suya comparte y nos deja el "Padre Nuestro" como oración y clave de nuestra  filiación, de nuestro estar, de nuestro ser, en donde el Espíritu recibido, como nos recuerda San Pablo, nos lleva a clamar " Abba" : Padre y desde ahí como  decimos en la Eucaristía: "estar en su presencia" , como regalo y don que no se agotan, que tiene vocación de infinito, de eternidad, de Dios.

¡¡¡Feliz día del Señor y feliz renovación del bautismo!!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario