sábado, 19 de mayo de 2018

LA PALABRA DEL DOMINGO

FIESTA DE PENTECOSTÉS.
Jun.2.,19-23

ENTRA HASTA EL FONDO DEL ALMA"



Lo primero que se nos viene a la cabeza y a la boca cuando cada año nos topamos con esta fiesta es decir que es la fiesta del Espíritu, la fiesta del inicio de la predicación de la Iglesia y es verdad. Sin embargo, yo creo que debemos ahondar algo mas y , no negando lo que hemos dicho mas arriba, tratar de descubrir que esta fiesta del Espíritu en la iglesia esta llamada tener consecuencias en nosotros, quiero decir que  esta fiesta de Pentecostés debe transformarnos  y moldearnos según Cristo, es el mismo Espíritu de Cristo el que recibimos y la misión de ese Espíritu que invocamos y pedimos, no es otra mas que esa, hacernos de Cristo totalmente, cristificarnos y,  a partir de ahí,  ir descubriendo otras dimensiones parejas  que consolidan nuestro ser de Cristo como  el hacer, el conformar la comunidad,  comunidad que debe ir caminando por la conciencia que  ella misma no es de ella, sino del Señor,  ha de dejarse enamorar y  ganar por quien vive y se alimenta ( Jesús el Señor), abriendo puertas al encuentro hacia dentro,  y hacia fuera, viviendo y  anunciando la Buena Noticia.  

 La iglesia sin el Espíritu pierde su identidad.
Es el tiempo del amor, de la gracia, de la generosidad, de la alegría y no del egoísmo, del desencanto o del no perdono, es el tiempo de la paz y no  de la guerra.
 Hay una fuerte tendencia  que  habita en nosotros y que  hemos de ir eliminando con oración, con  voluntad y sobre todo, dejándonos moldear con la gracia y la presencia de Jesús que continuamente no socorre con el Espíritu Santo: el miedo. Si, tenemos miedo porque no entendemos, no controlamos o no sabemos por donde empezar ( desgana, apatía, abandono, profesionalismo, son consecuencias derivadas) Es verdad, y resulta que hasta que no nos dejemos ganar por el Espíritu Santo esa  va a ser la tenaza que nos impida movernos y ser  anunciadores creativos  de Buena Noticia en estos tiempos y para nuestra gente.El Espíritu tiene que penetrar hasta el fondo de nuestras almas, como pedimos en la secuencia, y no lo hará hasta que nosotros no nos  ofrezcamos total y  rotundamente, abriendo todos los recovecos de nuestro interior.


Frente al riego y la desestabilización que trae consigo esta  forma de entender  la acción del Espíritu en la iglesia y que supone tener muy pocas cosas seguras,  aparece la comodidad:  es mejor seguir como y donde estamos cumpliendo con lo establecido. En el fondo esto nos dice que nuestra fe aún está en pañales, que no nos terminamos de fiar  de la Palabra del Señor.


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