DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO.CICLO A.
Mt. 21,33-43.
LOS ENCARGADOS, QUE NOS LOS AMOS DE LA VIÑA.
Seguimos asistiendo, en el evangelio de este domingo, a la invitación al cambio que Jesús hace a los sumos sacerdotes y senadores del pueblo y si ya la semana pasada lo hizo con la parábola de los hijos a quienes se les pide que vayan a trabajar a la viña, hoy lo hace con la parábola de los labradores encargados de su viña; y, lo mismo que la semana pasada les implicaba pidiéndoles el parecer de la conducta de los hijos, en esta ocasión les pide un juicio sobre la actitud de esos encargados; juicio que se vuelve contra ellos mismos, pues Jesús se esta refiriendo a sus vidas, a lo que ellos mismos están haciendo.
Nos encontramos en este texto que Jesús hace un repaso de toda la historia de Dios con el pueblo y como este ha ido rechazando a los profetas y a sus enviados. También habla de su muerte, de quienes van a ser los que la pidan y les ofrece la oportunidad de cambiar, aún están a tiempo.
También habla de la sentencia que se producirá si ellos siguen adelante con su proyecto de aniquilarle: les será quitado el Reino de los cielos, y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.
Esta parábola no deja de ser una llamada de atención para nosotros y en la que se nos advierte de que no podemos apropiarnos de la viña, ni usurpar el puesto a Dios y mucho menos, creernos con la potestad de eliminar al Hijo para quedarnos con todo. Esto último es muy sutil y resbaladizo y Jesús advierte de ello.
Se hace necesario que nos paremos y nos atrevamos a preguntarnos qué hay en nuestro corazón, cuales son nuestros sentimientos y como estamos llevando a cabo la tarea que nos ha sido encomendada.
¡¡Feliz día del Señor!!
Mt. 21,33-43.
LOS ENCARGADOS, QUE NOS LOS AMOS DE LA VIÑA.
Seguimos asistiendo, en el evangelio de este domingo, a la invitación al cambio que Jesús hace a los sumos sacerdotes y senadores del pueblo y si ya la semana pasada lo hizo con la parábola de los hijos a quienes se les pide que vayan a trabajar a la viña, hoy lo hace con la parábola de los labradores encargados de su viña; y, lo mismo que la semana pasada les implicaba pidiéndoles el parecer de la conducta de los hijos, en esta ocasión les pide un juicio sobre la actitud de esos encargados; juicio que se vuelve contra ellos mismos, pues Jesús se esta refiriendo a sus vidas, a lo que ellos mismos están haciendo.
Nos encontramos en este texto que Jesús hace un repaso de toda la historia de Dios con el pueblo y como este ha ido rechazando a los profetas y a sus enviados. También habla de su muerte, de quienes van a ser los que la pidan y les ofrece la oportunidad de cambiar, aún están a tiempo.
También habla de la sentencia que se producirá si ellos siguen adelante con su proyecto de aniquilarle: les será quitado el Reino de los cielos, y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.
Esta parábola no deja de ser una llamada de atención para nosotros y en la que se nos advierte de que no podemos apropiarnos de la viña, ni usurpar el puesto a Dios y mucho menos, creernos con la potestad de eliminar al Hijo para quedarnos con todo. Esto último es muy sutil y resbaladizo y Jesús advierte de ello.
Se hace necesario que nos paremos y nos atrevamos a preguntarnos qué hay en nuestro corazón, cuales son nuestros sentimientos y como estamos llevando a cabo la tarea que nos ha sido encomendada.
¡¡Feliz día del Señor!!
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