sábado, 11 de febrero de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A.
Mt.5,17-37
                      UN PASO MAS
 Desde el seguimiento que estamos haciendo de la enseñanza de Jesús en el Evangelio de Mateo, nos  encontramos este domingo, después de habernos invitados a la sinceridad y a la transparencia con  los ejemplo de la sal y de la luz en la semana pasada, nos encontramos, digo , con otra declaración  solemne: "no creáis que he venido a abolir, sino a dar cumplimiento".

 Daría la impresión que   trata de aliviar  temores y  problemas que puedan surgir en el corazón de los que le escuchan y que hasta ahora entendían que el cúlmen de la ley estaba en el cumplimiento de los mandamientos dados por Moisés.  No los niega, ni los rechaza, ni los desprecia, sí  los abre  a una nueva perspectiva con  el latiguillo de " Habéis oído  que se os ha  dicho, pero yo os digo".   Dejando bien claro que no viene ni a abolirlos ni a quitarle autoridad a Moisés, sino a dar cumplimiento. Entiende que no pueden quedar en superficie, sino que han de ir cargados de gesto profético, de un plus que vaya mas allá de lo simplemente establecido, hay que ahondar.
  La enseñanza de Jesús no se opone ley del Sinaí, sino que se complementan,  hemos de verlos y vivirlos como una misma cosa. Arrebata el  "no" que abre cada mandamiento y pone el "bienaventurado" que abre cada propuesta de la enseñanza del monte. De esta forma lo viejo y lo nuevo  van de la mano: los tres primeros mandamientos tienen que ver con la primera bienaventuranza y así todos los demás.
 Esta enseñanza de Jesús  tiene  sabor a profetas, a fidelidad, a palabra que alumbra el sendero y la vida de los hombres, a fidelidad de Dios, a pesar de los sinsabores, dolor o muerte que su vivencia fiel pueda acarrear ( sal y luz )
 Hay una invitación a salir de la rutina desde un "yo"  ( que nos recuerda al " Yo soy el que soy" del Sinaí) y que anda robando alegría,brillo y provocación a la palabra de Dios. Es una invitación a  acercarnos a Dios desde el bien que hagamos a los hermanos. Ninguna ley  procura lo bueno, si no se vive desde el espíritu que la inspira, al contrario, se vuelve tediosa, anodina insulsa, carga pesada, un cumplir por cumplir. Jesús propone apertura a la vida teniendo las normas, pero sin atarse a ellas de forma que  apaguen o aprisionen el Espíritu.
 Hemos  de incrustarlas con vida en el cada día, de forma que los hombres viendo  las buenas obras, el testimonio, den gloria a  nuestro Padre del cielo
 ¡¡Feliz día del Señor!!

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