DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.5,13-16
MIRANDO AL CIELO Y A LA TIERRA.
Sigue resonando en nuestros oídos todo lo que hemos escuchado a Jesús en domingos pasados. Primero, a la orilla del lago: " os haré pescadores de hombres" y luego en la montaña con aquel insistente "bienaventurados". Hoy casi podríamos decir que con lo que se nos dice este domingo llegamos a la conclusión de una etapa en la vida de los que fueron llamados e invitados a seguirle. Hoy Jesús nos habla de verdad, de transparencia, de sinceridad, nos habla de sal y de luz.
Quiere darnos a entender por donde debe ir nuestra vida de seguidores suyos, de pescadores de hombres, como el nos prometió. El domingo pasado nos daba las herramientas a usar, este domingo nos habla de actitudes, porque no se trata tan solo de hacer cosas, sino de poner calor en lo que se hace, poner vida y dar sentido profundo y trascendente a las acciones, a lo que hacemos, a las decisiones.
La conclusión de su ejemplo es sencilla y lógica. Se nos dice, la luz es para alumbrar y la sal para dar sabor y desde el momento que esto no se cumpla, desde la misma razón que las define, pierden todo valor, no se les tiene en cuenta o se las desprecia.
Esto no deja de ser una advertencia que hemos de tener muy presente. Si queremos que todo el esfuerzo que llevamos a cabo con nuestras redes y la barca de fruto, debe ir acompañado además de esfuerzo y trabajo, de sinceridad y transparencia, de verdad. Verdad que hemos de aprender, hacerla vida. Esto supone un desalojo de todo lo que somos para empezar a vivir y pensar de forma diferente a como nos indica nuestro mas recóndito interior. Hay que vaciarse de egoísmos, de vanidades, de certezas terrenas y apuntar mas alto. Hay que apuntar a Dios y por ende a todo lo que tenga que ver con el hombre.
La primera bienaventuranza nos da la pauta: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos".
!!Feliz día del Señor¡¡
Mt.5,13-16
MIRANDO AL CIELO Y A LA TIERRA.
Sigue resonando en nuestros oídos todo lo que hemos escuchado a Jesús en domingos pasados. Primero, a la orilla del lago: " os haré pescadores de hombres" y luego en la montaña con aquel insistente "bienaventurados". Hoy casi podríamos decir que con lo que se nos dice este domingo llegamos a la conclusión de una etapa en la vida de los que fueron llamados e invitados a seguirle. Hoy Jesús nos habla de verdad, de transparencia, de sinceridad, nos habla de sal y de luz.
Quiere darnos a entender por donde debe ir nuestra vida de seguidores suyos, de pescadores de hombres, como el nos prometió. El domingo pasado nos daba las herramientas a usar, este domingo nos habla de actitudes, porque no se trata tan solo de hacer cosas, sino de poner calor en lo que se hace, poner vida y dar sentido profundo y trascendente a las acciones, a lo que hacemos, a las decisiones.
La conclusión de su ejemplo es sencilla y lógica. Se nos dice, la luz es para alumbrar y la sal para dar sabor y desde el momento que esto no se cumpla, desde la misma razón que las define, pierden todo valor, no se les tiene en cuenta o se las desprecia.
Esto no deja de ser una advertencia que hemos de tener muy presente. Si queremos que todo el esfuerzo que llevamos a cabo con nuestras redes y la barca de fruto, debe ir acompañado además de esfuerzo y trabajo, de sinceridad y transparencia, de verdad. Verdad que hemos de aprender, hacerla vida. Esto supone un desalojo de todo lo que somos para empezar a vivir y pensar de forma diferente a como nos indica nuestro mas recóndito interior. Hay que vaciarse de egoísmos, de vanidades, de certezas terrenas y apuntar mas alto. Hay que apuntar a Dios y por ende a todo lo que tenga que ver con el hombre.
La primera bienaventuranza nos da la pauta: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos".
!!Feliz día del Señor¡¡
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