POR DONDE ANDAN NUESTROS CAMINOS?
Entramos en este domingo XXIX del tiempo ordinario de la mano profeta Isaías que nos propone para reflexionar un trocito del cuarto cántico del Siervo de Yahvé el cual aprenderá con el sufrimiento y en el despojo de todo, a confiar en el Señor ante el cual justificará a muchos cargando con los crímenes de ellos. Esto que encontramos en el profeta nos ha de servir para entender mejor el texto del evangelio.Ahora vamos a la segunda lectura que sigue siendo de la carta a los Hebreos en donde se nos pide que mantengamos la confesión de la fe puesto que tenemos un sumo sacerdote que intercede por nosotros y que no es mas que Jesús, Hijo de Dios. El es capaz de compadecerse de nosotros cuando andamos en el sufrimiento porque ya ha pasado por ahí. El texto termina invitándonos a acercarnos al trono de la gracia para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Este gran mediador del que nos habla el autor de la carta a los hebreos no es otro mas que el siervo de Yahvé del que nos habla Isaías: el que obedeciendo hace que sus hermanos sean dignos de alcanzar gracia, misericordia y perdón de sus pecados.Pues bien, teniendo esto así ahora vamos al texto del evangelio ( Mrc. 10 35-45) en donde Jesús acaba de hacer el tercer anuncio de su pasión a los discípulos camino de Jerusalén, pero ellos sin entender nada solo piensan en su futuro y un futuro de gloria y poder, no se han percatado aún de lo que Jesús les dice y les propone. Este no entender origina en el grupo discordia y desunión que Jesús ha de remendar reuniéndoles y tratando de hacerles entender que no se trata de gobernar, mandar y disponer, estando por encima de todos y de todos, sino de servir y ser obedientes al proyecto de Dios que ha echado anclas en el amor; así Jesús y así también nosotros. Es decir, que nosotros estamos llamados a seguir los pasos del siervo de Yahvé en su confianza y en su abandono en las manos del Padre para de esa formar ayudar a que nuestros hermanos se acerquen al trono de la gracia y encuentren gracia y paz y perdón y la certeza de que el amor de Dios es fuerte y que les acoge y perdona; pero aún estando en todo ello hemos de tener muy presente que quien salva es el Señor, que quien da la gracia es el Señor, que nosotros hemos de asumir y vivir desde la actitud del siervo, la de Jesús, por quien somo enviados y mandados a pregonar Buena Noticia.
A eso se refiere el bautismo del que Jesús les habla, ese es el cáliz del que les dicen que han de beber pero que aún así, ello no es lo definitivo porque lo definitivo, eso, está en manos del Padre. En El la gracia, la misericordia, la salvación; a El el honor de nuestra humilde entrega de lo que somos y la gloria de nuestra sincera alabanza. Lo demás está en manos de Padre Dios.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz