VENDE LO QUE TIENES.
La Palabra de este domingo intenta ayudarnos a encontrar la fuente de la sabiduría que nos lleva al encuentro del que lo habita todo. La clave de ese encuentro está en la segunda lectura que es de la Carta a los Hebreos y en donde se habla de la Palabra de Dios como aquella que llega hasta el hondón del corazón del hombre, como aquella que atraviesa sus entrañas, palabra que es viva, eficaz; si el hombre se deja ganar por ella termina encontrando la norma, el norte, a la hora de decidir su actuar; es decir, la sabiduría. Sabiduría que brota de la reflexión y la oración de la Palabra de Dios que es viva y eficaz.Desde esta pequeña reflexión que precede entramos ahora en el texto del Evangelio que es de San Marcos y en donde un joven insatisfecho aún teniéndolo todo y cumpliendo con todo lo prescrito, anda buscando, quiere algo mas, en Jesús ve la posibilidad de saciar esa necesidad y acude a el y le pregunta. La respuesta que recibe no le agrada y da media vuelta. La riqueza le tiene dominado y aún sabiendo que no le da la felicidad la prefiere aunque tenga que vivir en la insatisfacción, en la zozobra de no sentirse completo y feliz. Se niega a caminar en la sabiduría que le ha de conducir a la plenitud. Ante el temor de quedarse sin nada, prefiere vivir sin nada y aunque a los ojos de los paisanos lo tenga todo, el sabe que no.
Los discípulos no entienden, igual que nosotros, no les parece correcto el pensamiento del Maestro; este ha de volver sobre el tema para hacerles caer en la cuenta que la vivencia y el anuncio del Reino van por ahí, ese es el camino, eso es además, lo que Israel aprendió desde niño y que ya ha olvidado: Dios es lo primero por encima de todo y de todos. No se puede servir a dos señores dirá en determinado momento y aquello otro de el que pierda su vida por el evangelio la encontrará y el que quiera guardarla la va a perder, todo está en la misma alinea. En esta ocasión dirá lo del camello y la aguja.
Hay algo importante que también dice Jesús y es aquello de que lo que el hombre no puede alcanzar por si mismo ni con todas las riquezas del mundo, Dios si lo puede otorgar, porque Dios lo puede todo, también la salvación. Con esto se abre una puerta a la esperanza, al pensamiento humano tan anclado en la carne que se olvida del Espíritu, tan enfangado que le cuesta levantar vuelo, para poder contemplar y servir a su Señor desde aquello mismo que su Señor le da que es la vida, la riqueza, el bienestar.
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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