sábado, 5 de octubre de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

 "... PARA SERTE FIEL TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA."


La palabra de este domingo nos invita a lo largo de las  lecturas a reflexionar sobre algo tan importante en la sociedad y que últimamente se ha convertido en algo habitual  y como solución remiendo; es el  tema del divorcio. Divorcio si, divorcio no, en esa andamos y  muchos tienen claro que si, otros no. En fin que por ahí anda el  asunto. En este tema  nos  encontramos con  eso que diría Don Quijote a Sancho:  con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho" 

Y es que la Iglesia reflexionando y pensando, queriendo ser fieles a la Palabra de Dios y a la vida, al sufrimiento de los hombres y mujeres que andan en situaciones dolorosas en lo que respecta a mantener este  compromiso, porque dicho sea de paso, es un compromiso  que no solo se contrae con el otro, sino con la iglesia y toda la sociedad cuando lo que se ha celebrado  en un matrimonio cristiano que es lo que a nosotros nos ha de  ocupar lo cual no quiere decir  que no deje de ser problema  si no se ha celebrado el sacramento; el compromiso sigue estando ahí. La iglesia digo, intenta encontrar causas y motivos de  esta separación que origina rompimiento y dolor  en caso todos los casos.

Y nos preguntamos donde está el error, cual es el fallo?  Una pareja que se  ha querido tanto cuando eran novios y en los primeros años, que ha esperado con tanta ilusión a los hijos, que trabajan y son luchadores  terminan por vivir en  la infidelidad o instalados en un distanciamiento que  les lleva a  romper cualquier vínculo y  los que tanto se amaron ahora no pueden  soportarse, y aparece  el divorcio. Claro, es lo mejor,  pero que es lo que ha pasado? De entre otros fallos  yo  me he fijado en uno que me parece fundamental. El fallo o la carencia está, creo yo, bueno uno de ellos, en que el matrimonio  no es algo estático, para tener hijos, satisfacer necesidades afectivas y ya está. eso hace que empiece a vivirse no como  una alegría  que ilusiona, sino como una carga  cada vez mas pesada de la que se busca de alguna forma u otra escapar.  No, el matrimonio pienso y creo, es para crecer  juntos en el amor y eso es lo que le libra de la monotonía, del cansancio, de la imposición, del terminar siendo uno el que manda y el otro el que obedece, eso es lo que le libra del descontento callado, pero a fin de cuentas descontento.

 El libro de Génesis nos habla de compañía, de igualdad, de sentimientos comunes y afines, de  individualidades que camina juntas apoyándose  el uno en el otro creciendo el uno en el otro y cuando esto no se da, me atrevo a decir, el  proyecto se viene abajo, se resquebraja, no hay gozo y está abocado al sufrimiento.

Jesús acepta la solución de Moisés, pero no olvida y recuerda que el proyecto de Dios para la unión entre el hombre y la mujer, va mas allá de la meta que en muchas ocasiones, la misma  pareja se ha propuesto y que está llamada a descubrir, es algo mas que besos y caricias, mucho mas. Es vivir un amor que les ha sido dado y que está llamado a llevarles a la plenitud como personas e hijos de Dios. A vivir, pertenecer juntos y entrar en el misterio del Dios Trinitario.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz 



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