sábado, 22 de julio de 2023

La Iglesia acoge a refugiados sudaneses en el Alto Nilo (Malakal-Sudán del Sur)


 Sudán está al borde del abismo. De un conflicto de baja intensidad, se está convirtiendo rápidamente en una guerra abierta. Tras la enésima tregua acordada y no respetada, se han sucedido bombardeos y enfrentamientos que afectaron principalmente a la capital Jartum y a la región de Darfur, pero que se van extendiendo semana a semana, afectando a otras zonas del país.

Según Naciones Unidas, Sudán se acerca peligrosamente a una situación de pleno conflicto que “podría desestabilizar a toda la región”. Los muertos ya superan los 3.000, hay cientos de heridos y se multiplican las sospechas de que se están produciendo violaciones contra las mujeres. Casi todos los hospitales están cerrados, no hay agua, comida ni electricidad. El terror que reina en todo el país ha convertido a Sudán, -uno de los estados con mayor afluencia de refugiados de todos los países vecinos (unos 1,1 millones) hasta antes de la guerra-, en escenario de un éxodo desesperado. Las estadísticas hablan de más de 2,8 millones de desplazados por el conflicto, de los cuales más de 2,2 millones son internos y hay más de 700.000 fuera de sus fronteras. Entre los países más afectados por esta huida, además de Egipto (255 mil) y Chad (más de 230 mil) se encuentra Sudán del Sur, el pequeño y joven país independiente desde 2011 ya lastrado por crisis y conflictos humanitarios.

Unos 150.000 refugiados que han escapado de Sudán ya han llegado a Sudán del Sur. “En muy poco tiempo ha surgido una enorme emergencia: Nuestra zona”, cuenta a la Agencia Fides Sor Elena Balatti, religiosa comboniana y directora de Caritas Malakal, la capital del Estado del Alto Nilo, zona fronteriza y el punto de acceso más inmediato para quienes vienen de Jartum. “Sobre todo, llegan sudsudaneses que habían huido a Jartum en varias ocasiones, antes de la independencia, durante la guerra civil (2013-18), después de la inestabilidad política y social o de emergencias ambientales recientes. Están regresando a sus zonas de origen pese a que siguen sufriendo problemas ambientales, inundaciones y enfrentamientos interétnicos. La afluencia, tan masiva y repentina, agrava una situación ya muy dura. Desgraciadamente siguen presentes las tensiones de la guerra civil que aún siguen provocando la fuga de muchas personas y desplazamientos internos a los que ahora se suman estos flujos. Hace apenas unos días llegaron unas 3.000 personas de Sudán en muy poco tiempo, es una situación realmente complicada”, narra la religiosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario