PERDER PARA GANAR.
En domingos anteriores hemos estado zambulléndonos en el capitulo diez del evangelio de San Mateo en donde hemos tenido ocasión de descubrir que es lo que motiva a Jesús a constituir el grupo de los Apóstoles y enviarlos a anunciar la Buena Noticia. También hemos tenido ocasión de descubrir las recomendaciones que Jesús da a estos que son enviados para anunciar a los que andan "como ovejas sin pastor "
En este domingo terminamos de reflexionar con este capítulo el tema del envío y si en domingo anteriores veíamos como Jesús les invita a la transparencia, a decir siempre la verdad, a no tener miedo a lo que los hombres puedan pensar o hacer en lo que a ellos y su anuncio respecta, en este domingo nos encontramos que Jesús pide la adhesión total y sin recortes a su persona. Han de saber estar por encima de afectos, apegos y amores que esclavizan y que son pregonados y propuestos como aquellos que liberan al hombre, han de saber y asumir que la misión les va a exigir aceptar inconvenientes, esfuerzos y sacrificios que ellos no imaginan, no es un camino de rosas el que han de emprender y así se los dice con esta expresión: " El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mi" o con esta otra : " El que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará" Esto no sólo va dirigido a los que envía, sino también a aquellos que les han de escuchar. Es la radicalidad que exige la fidelidad al Maestro, el que les envía a la misión.
Y aquí está nuestro talón de Aquiles hoy porque es que con mucha frecuencia ante las dificultades nos dejamos llevar por los miedos y queriendo o sin querer, contemporizamos para no caer mal o para no acarrearnos la incomprensión o el rechazo o a veces, la persecución de aquellos que sabemos pueden hacernos daño y preferimos suavizar, callar, no decir nada , no actuar en ara de libertades que con frecuencia estan totalmente enfrentadas a la verdad del Evangelio y que en lugar de liberar al hombre, a la persona, le hacen mas egoísta y le roban la vida y ponemos en tabla de juicio la veracidad de la Buena Noticia y la valía de aquel que nos envía. Por ello, muchos van a encontrar, otros van creer que encuentran pero están perdiendo. La misión siempre anda en la balance de ser aceptada o no y eso va a depender de la fidelidad del que anuncia y del deseo del que escucha y quiera estar o no con el Señor . De todas formas, nada va a quedar sin recompensa. Todo el bien y la acogida que hagan a uno de estos enviados va a recibir su recompensa. ¡¡Feliz día del Señor!!José Rodríguez Díaz
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