sábado, 22 de julio de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A.

 UNA PARÁBOLA PARA PENSARNOS.


  El evangelio de este domingo nos sigue situando en el capítulo trece del evangelio de San Mateo donde veíamos la semana pasada que Jesús  habla a la gente en parábolas  sobre el Reino de los cielos.  También veíamos como Mateo dedica todo ese capítulo a ello. Si la semana pasada  la parábola era " la del sembrador" , en esta ocasión es  " la de  la cizaña " que a mi me gusta  llamar la  parábola de la " paciencia" cosa que me sugiere la actitud del dueño  frente a la de los criados. Una vez mas descubrimos que  no son lo mismo  el tiempo de Dios y el de los criados.

 Esta parábola también nos da pie para pensarnos o tratar de responder  ante la presencia del mal en el mundo. ¿ como es que Dios permite que  convivan el bien y el mal ? y aparece el peligro de la intransigencia, de querer solucionar por nosotros mismos  un tema que  se nos escapa de las manos. La intransigencia encuentra entre los creyentes  su campo abonado. Nos ponemos nerviosos ante lo que no nos gusta , ante lo que no coincide  con nuestros puntos de vista, ante la misma cizaña. Queremos juzgar  enseguida, condenar, extirpar. Jesús  recomienda paciencia. Esperemos a la siega. Le corresponde al Padre juzgar entre lo bueno y lo malo.

Por tanto, no debe  amargarnos  o exasperarnos  ni la maldad que vemos  en los  que nos rodean ni toda la cizaña que anida dentro de nosotros, mezclada con dosis de buena voluntad. Hemos de andar vigilantes, muy vigilantes, porque  al menor descuido  nos convertimos en sembradores y no  precisamente de semilla buena, sino  de la que  hace que el trigo no crezca con salud  y hermosura. 

 Hemos de revisar nuestros egoísmos, nuestros celos, nuestras envidias, nuestra lengua, nuestras charlas de corrillo,  los fallos o defectos de los otros comentados en secreto, pero para que se sepan..., nuestras impaciencias y exigencias. Toda esa cizaña que impide que la palabra sea en nosotros y también en la vida de los demás.


 

Hemos de pensar que la parábola está dicha para todos, para ti y para mi, porque es que también nosotros podemos ser cizaña y esto es bueno recordarlo. Casi siempre  solemos situarnos precisamente al lado de la buena semilla, pero pensemos y  sepamos, que lo sabemos,  que no siempre es así . Por tanto, hay que andar vigilante y entonar el "mea culpa" y dar gracias a Dios por la paciencia que también tiene con cada uno de nosotros. No siempre son los  otros los malos que , a veces, la maldad está en casa.

¡ Feliz día del Señor!

José Rodríguez Díaz

   


 

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