sábado, 24 de diciembre de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO . NATIVIDAD DEL SEÑOR

 NOCHE BUENA: LA OSCURIDAD ILUMINADA.


 "Alegrémonos todos en el Señor , porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Hoy, desde el cielo, ha descendido la paz  sobre nosotros," 

Reza la antífona de entrada de la Eucaristía de esta noche y ciertamente  que eso  ha de ser motivo de alegría  para todos  los hombres y mujeres que habitamos la tierra.

Sabemos que en nuestro  corazón habita el deseo de felicidad, de paz, de abundancia que  en  muchas ocasiones,  al buscarlos por  caminos equivocados, se nos convierten en todo lo contrario. No terminamos de encontrar el camino que nos lleve a satisfacer ese afán de plenitud que aspira a completar nuestra existencia, la brújula con la que nos orientamos apunta solo a la tierra cuando en realidad también ha de apuntar hacia lo alto, hacia la trascendencia. Se nos dice que  la paz  ha descendido hacia nosotros, desde el cielo, es decir, desde Dios, y  es por ahí por donde hemos de buscar. Ciertamente  ha descendido,  ha llegado hasta nosotros, hasta lo terrenal, pero no para quedarse ahí, sino para elevarnos, para impulsarnos junto con lo terrenal que somos todos y cada uno de nosotros  a los  trascendente. El hombre no solo es cuerpo, que también es espíritu al que no podemos desatender y que en definitiva será lo que permanezca. Nuestra vida, descubrimos, tiene vocación de infinito y ese infinito solo  lo alcanzamos desde el espíritu porque es que ese infinito es el mismo Dios. Dicho  en otras palabras : nuestra vida tiene vocación de Dios que es el que es capaz  de aunar y completar esta ambivalencia en la que muchas veces nos movemos atraídos  por el  deseo de plenitud que  en la mayoría de las ocasiones está  muy pegado a lo terrenal sin tener  en cuenta lo trascendente.

 El nacimiento de Jesús, Dios y hombre verdadero, nos  pone frente a nuestra humanidad al tiempo que nos habla de trascendencia, ambas conforman la condición  del hombre y eso es un camino por el que debemos andar. La paz que El trae no solo es ausencia de guerras, que si,  sino que también  quiere ser aliento  y certeza para el corazón del hombre y  es solo desde esa paz interior desde donde el hombre es capaz de construir la ausencia de discordias,  de desterrar la muerte del hermanos, de caminar  en solidaridad desde el respeto al otro. Entonces  aquello de que somos imagen de Dios, que en Jesús se nos muestra en plenitud, alcanza su  objetivo. Lo humano y lo divino caminan a la par en el corazón del hombre. Jesús es modelo de ello

 Jesús viene a salvarnos, decimos, pero ¿ de que nos salva Jesús ?

Del pecado y de la muerte fruto del pecado contestamos, pero, seguimos preguntando, ¿Dónde el origen del pecado?  en el hombre, respondemos.  Luego, Jesús viene a salvarnos de nosotros mismos. Esa es la salvación.

Volvamos a leer la antífona de entrada de la eucaristía de esta noche  y con la que  iniciamos esta reflexión. Yo creo que la vamos a entender con mas plenitud, con mas hondura pues nos  acercamos mas al verdadero sentido de lo que celebramos. Salgamos de lo idílico e intentemos escarbar en la realidad de lo que se nos dice. La  Noche Buena empieza a ser distinta pues  encontramos el verdadero sentido de su bondad y con ello  de nuestra  vida

¡¡FELIZ NOCHE BUENA!!

José Rodríguez Díaz 


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