NOCHE BUENA: LA OSCURIDAD ILUMINADA.
Reza la antífona de entrada de la Eucaristía de esta noche y ciertamente que eso ha de ser motivo de alegría para todos los hombres y mujeres que habitamos la tierra.
Sabemos que en nuestro corazón habita el deseo de felicidad, de paz, de abundancia que en muchas ocasiones, al buscarlos por caminos equivocados, se nos convierten en todo lo contrario. No terminamos de encontrar el camino que nos lleve a satisfacer ese afán de plenitud que aspira a completar nuestra existencia, la brújula con la que nos orientamos apunta solo a la tierra cuando en realidad también ha de apuntar hacia lo alto, hacia la trascendencia. Se nos dice que la paz ha descendido hacia nosotros, desde el cielo, es decir, desde Dios, y es por ahí por donde hemos de buscar. Ciertamente ha descendido, ha llegado hasta nosotros, hasta lo terrenal, pero no para quedarse ahí, sino para elevarnos, para impulsarnos junto con lo terrenal que somos todos y cada uno de nosotros a los trascendente. El hombre no solo es cuerpo, que también es espíritu al que no podemos desatender y que en definitiva será lo que permanezca. Nuestra vida, descubrimos, tiene vocación de infinito y ese infinito solo lo alcanzamos desde el espíritu porque es que ese infinito es el mismo Dios. Dicho en otras palabras : nuestra vida tiene vocación de Dios que es el que es capaz de aunar y completar esta ambivalencia en la que muchas veces nos movemos atraídos por el deseo de plenitud que en la mayoría de las ocasiones está muy pegado a lo terrenal sin tener en cuenta lo trascendente.
El nacimiento de Jesús, Dios y hombre verdadero, nos pone frente a nuestra humanidad al tiempo que nos habla de trascendencia, ambas conforman la condición del hombre y eso es un camino por el que debemos andar. La paz que El trae no solo es ausencia de guerras, que si, sino que también quiere ser aliento y certeza para el corazón del hombre y es solo desde esa paz interior desde donde el hombre es capaz de construir la ausencia de discordias, de desterrar la muerte del hermanos, de caminar en solidaridad desde el respeto al otro. Entonces aquello de que somos imagen de Dios, que en Jesús se nos muestra en plenitud, alcanza su objetivo. Lo humano y lo divino caminan a la par en el corazón del hombre. Jesús es modelo de ello
Jesús viene a salvarnos, decimos, pero ¿ de que nos salva Jesús ?
Del pecado y de la muerte fruto del pecado contestamos, pero, seguimos preguntando, ¿Dónde el origen del pecado? en el hombre, respondemos. Luego, Jesús viene a salvarnos de nosotros mismos. Esa es la salvación.
Volvamos a leer la antífona de entrada de la eucaristía de esta noche y con la que iniciamos esta reflexión. Yo creo que la vamos a entender con mas plenitud, con mas hondura pues nos acercamos mas al verdadero sentido de lo que celebramos. Salgamos de lo idílico e intentemos escarbar en la realidad de lo que se nos dice. La Noche Buena empieza a ser distinta pues encontramos el verdadero sentido de su bondad y con ello de nuestra vida¡¡FELIZ NOCHE BUENA!!
José Rodríguez Díaz
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