sábado, 31 de diciembre de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO DOMINGO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD Y PRIMER DÍA DEL AÑO: SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

DE COMO EL AMOR SE REVISTE DE TERNURA

Nos disponemos a celebrar en este primer domingo del año la fiesta mas solemne  en honor de la Virgen María  en su  Maternidad Divina. Hemos de decir que esta fiesta se celebra también en el rito Siriaco y en el  Bizantino  el 26 de diciembre  y en el rito Copto  el 16 de enero.

Corría el año 431 cuando en  el concilio de Éfeso se declaro el dogma de la Maternidad Divina de la Virgen María. Decir que este tema está muy unido al  de  la confesión de Jesús como Dios y Hombre Verdadero y que se hace en el concilio de Nicea  contra todas las herejías, y sobre todo contra Arrio.

La maternidad de María es algo que desde muy pronto la iglesia  confiesa y tiene bien claro. Ahí están las manifestaciones de los evangelio en donde se habla de María como la Madre de Jesús y de forma especial  la atención que dedica Luca en su evangelio  a este tema pero va a ser mas tarde, como ya hemos dicho, cuando la iglesia declara   el dogma ya que antes había que clarificar el tema de la la Humanidad y Divinidad de Jesús.

De siempre la comunidad cristiana a tenido  esa especial sensibilidad con la figura de la Madre de Jesús y la ha invocado y sigue teniéndola porque encuentra en ella algo tan especial como es  la sensibilidad de  una maternidad acogedora que provoca la confianza y el consuelo  en quien a ella  se dirige,

Nos percatamos cómo la figura de María  tiene importancia especial en el seno de la comunidad como mediadora y auxiliadora de los cristianos, no en vano es la llena de gracia según nos lo dice ya desde los comienzos el evangelista Lucas y cómo convoca y sigue reuniendo a los pueblos entorno al altar de la Eucaristía en donde su Hijo es reconocido y entregado.

 

Existen  muchas devociones y oraciones a la Virgen María pero de entre todas ellas tenemos el Santo Rosario que  cada día reúne  miles de corazones que con ella y a través de ella  reconocen, alaban y bendicen al Dios Trinitario que sigue actuando en el seno del mundo para bien de los hombres por su intercesión. En realidad  con el Rosario traemos al presente aquel momento en el que Dios se hace hombre. Seguimos actualizándolo. Nazaret sigue estando ahí.

Las letanías  no dejan de ser  un reconocimiento de su intercesión  en favor de todos los hombres y que la comunidad cristiana reconoce y anuncia. Su intercesión es perenne y , sobre todo, llena de consuelo al mundo. Es el misterio de Dios Trinitario que se sigue haciendo realidad   por medio de María e invitando a la humanidad a buscar un mas allá en el aquí y ahora de cada vida.

¡¡Celebremos unidos a la Virgen  María !!.  dice una de las canciones con las que solemos celebrar  su acontecer. Hagamos nuestra su maternidad de forma que la llena de gracia, vida y dulzura, abogada nuestra, no aparte sus ojos de  nuestra pobreza, la clementísima , la dulce siempre Virgen María. Ella es una prueba mas  del amor de Dios para con la humanidad

¡¡Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros !! 

José Rodríguez Díaz

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