LA VOZ QUE GRITA EN EL DESIERTO
Entramos de la mano del evangelista Mateo en el tiempo de Adviento que en este segundo domingo nos presenta al Bautista predicando la necesidad de convertirse y dar los frutos que esa conversión pide. Es determinado, claro y conciso, lo que dice y pide. Se hace necesario volverse al Señor con sinceridad y a eso se refiere cuando propone que preparemos el camino del Señor y también cuando pide que andemos con cuidado, que no nos hagamos ilusiones pensando que somos hijos de Abrahán (ser creyentes hoy) suponiendo que con eso ya está todo hecho por nuestra parte. Ser hijos de Abrahán significa además de creer y esperar en Dios, estar en continua actitud de caminante, buscando en los senderos de la vida las huellas de su presencia tratando de, con mucha paciencia, buscar qué es lo que nos propone en cada momento, sin desesperar.Así habla el Bautista y así llega hasta nosotros su mensaje hoy. Han pasado los años y el mensaje del hombre del desierto sigue siendo tan válido como en el momento que se lanzo a los cuatro vientos. Necesitamos volvernos al Señor y para eso se hace irrenunciable preguntarnos sinceramente donde nos encontramos, si a la orilla del camino como espectadores mientras los demás lo van haciendo o si estamos implicados en ello tratando de caminar en esa búsqueda que siempre supone el querer estar en la senda por la que el Señor nos solicita e invita.
Nunca viene mal que nos dejemos interrogar por esta invitación hecha siglos ha y que sigue siendo tan válida como el día que se pronunció. Tiene que ver con la sinceridad y las transparencia de nuestros quehaceres y decisiones. En definitiva, ¿ estamos en disponibilidad de apertura y de acogida de la palabra de Dios, del Dios mismo que quiere venir a nuestra vida o por el contrario dejamos que los días vayan transcurriendo y que la palabra termine por no decirnos nada porque no la queremos escuchar o porque de tanto oírla ya no nos conmueve? Pero, a pesar de todo, no olvidemos que sigue siendo válida porque sigue siendo palabra de Dios.
En el anuncio del hombre del desierto hay una promesa de bautismo en el Espíritu, nos dice algo?
La fe es inquieta, dinámica, arriesgada, comprometida, prometedora y también reconfortante para el que mirando el mundo, contemplando el devenir de los acontecimientos, analizando y orando busca caminos de encuentro. Serán esos los caminos que el profeta nos invita preparar?
¿Cuándo cantemos en este Adviento eso de : " Vamos a preparar el camino del Señor " en que pensamos ?
Son muchas preguntas por responder. Pero no nos asustemos, Abrahán y tanto otros también se interrogaban y Dios les fue dando respuesta adecuada en el momento adecuado. Lo importante es no dejar de estar a la expectativa, expectativa esperanzada, de que llegará la respuesta y va a ser el mismo Señor quien nos la de.
¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz
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