LLAMADA Y FIDELIDAD.
Los textos que se nos ofrecen este domingo para reflexionar pienso que nos llevan a ahondar en lo que significa responder a la llamada que el Señor hace a cada uno de nosotros. La respuesta a esa llamada va a ser, tiene que ser, desde nuestra vida cotidiana y desde la conciencia de lo que todo ello significa. Hay en los textos una como llamada de atención a lo que sucede a nuestro alrededor para ser conscientes de lo que todo ello significa. Así, en la primera lectura nos encontramos con Eliseo, que, digamos , quema sus naves para llevar a cabo la misión que se le propone, en la segunda lectura San Pablo dice a los gálatas que han de renunciar a sus querencias y sobre todo, a esos malos deseos que con frecuencia rompen toda perspectiva de comunión en el seno de la comunidad. Coloca el bien común por encima del propio y esto desde la opción con la que hemos dicho si al Señor.Hay que saber renunciar a lo individual para alcanzar la plenitud en las relaciones y eso ha de ser desde la libertad, desde la misma libertad con la que hemos dicho si al Señor y el texto del evangelio nos hace caer en la cuenta de las dificultades que a la hora de dar el paso podemos encontrar y que tienen que ver directamente, en el devenir de los días, con nuestra existencia que se encuentra solicitada por muchas motivaciones y ante las que hay que elegir siendo todas buenas.No solo es cuestión de acoger, que si, pero siendo conscientes del alcance de esa acogida que ha de ser permanente, que va va mas allá y embarga toda nuestra existencia.
En los tres textos hay algo interior que conlleva el si a la llamada y es la renuncia a uno mismo que es lo que facilita la entrada en la dinámica del anuncio y la salvación. A su vez, eso es lo que nos asemeja a Jesús que se pone al servicio del hombre desde el proyecto que el Padre ha puesto en sus manos. La respuesta a la vocación, la llamada, hay que entenderla desde ahí pues se trata de asumir el proyecto de Dios en nuestra vida dejando a un lado el nuestro propio y empezar a movernos, a existir, desde un referente nuevo que se ha de mover entre dos polos: la fidelidad a Dios y el servicio fiel a los hermanos.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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