DIOS TIENE QUE VER CON NUESTRA PAZ INTERIOR.
Apoco que nos paremos a leer de forma pausada el texto del evangelio de este domingo nos daremos cuenta de que Jesús, efectivamente, se está despidiendo de los suyos y además , hablando de un futuro al alcance de la mano. Promete a los discípulos una presencia nueva que brota de la escucha y aceptación de su palabra, que provoca la comunión con el Padre, que da la paz y habla de la gran promesa del Espíritu Santo. Jesús termina por desvelar el misterio de Dios y revela la condición y misión de la Tercera Persona en el misterio Trinitario. Su misión es, según sus propias palabras: " El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho ".
Es como un viaje de ida y vuelta en donde el que acepta la palabra de Jesús y entra en comunión con el, también lo está haciendo con el Padre porque la palabra de Jesús es la palabra del Padre y el Padre a su vez, en nombre de Jesús da el Espíritu Santo que se encargará de recordar y seguir enseñando a los que ya están en comunión y dentro de la dinámica del misterio de Dios por la palabra del Hijo Amado que es la misma palabra de Dios y su deseo : ¡¡ Escúchenle!! .
A esto nos referimos cuando decimos que Jesús nos muestra al Padre. A esto se refería El cuando decía aquellos de : " Nadie va al Padre si no es por mí", o lo otro de : " El que me ve a mi , ve al Padre" y tantas otras expresiones similares que nos encontramos en los textos de los evangelios.
Así nos encontramos con tres categorías que son inseparables e imprescindibles para nuestra vida de creyentes y que a mi juicio son: la voluntad del Padre, que quiere que todos los hombres encuentren la salvación. La fidelidad del Hijo que con su vida y sus palabras nos introduce en la vida, en el misterio de Dios. La inteligencia y sabiduría del Espíritu que nos ayuda a asumir la realidad de Dios en la nuestra manteniéndonos en la fe, en la esperanza y en el amor.
La revelación del misterio Trinitario de Dios es para nuestro bien, viene en nuestra ayuda para confortarnos, pacificarnos, devolvernos la alegría, sostenernos en la debilidad, mantenernos firmes en la esperanza y purificarnos en el amor que no es otro mas que el amor de Dios. Es ahí donde el hombre se encuentra como tal y desde donde puede iniciar una vida nueva porque en ella y desde ella, ha descubierto a su creador que le ama.¡¡Feliz Pascua del Señor!!
José Rodríguez Díaz.
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