sábado, 19 de marzo de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO TERCERO DE CUARESMA. CICLO C.

 LA PEDAGOGÍA DEL PADRE.

En este camino que  siempre supone  la cuaresma y que este año está siendo  tan especial, nos encontramos  con la Palabra de Dios que de diversos modos y maneras, no está invitando a una sincera conversión del corazón.


   En el evangelio de hoy se nos invita a  entrar en nuestro interior  y también, como no, a mirar a nuestro alrededor. Con frecuencia  pensamos que somos mejores que los demás y es ahí donde se pone el acento de la conversación  que mantiene Jesús con los  que se acercan  a el a contar un accidente mortal que había acontecido. Esta muy metido en la mente de la gente que estas cosas sucedían a los que no  estaban con Dios y desde esa lógica se deriva que es un castigo que Dios provoca  por la infidelidad del hombre. Jesús sale al paso: la cosas suceden y no son  castigo   que Dios inflige  a los  que no  son fieles. No, eso no es así, les dice.  A continuación les cuenta la parábola de la higuera que no da fruto y que el amo quiere arrancar para sustituirla por otra, la intervención del hortelano prometiendo un segundo intento de hacerla fructificar  hace que el dueño desista  de lo que   había decidido.

  La higuera está simbolizando al pueblo de Israel  que no termina de  dar fruto cuando ya debería estar dándolo, pero el hortelano se empeña  en esmerarse en su cuidado. Es una forma de decirle que se conviertan, que están recibiendo el cuidado de Dios frente al cual  ellos no terminan de reaccionar. El amo quiere arrancar la higuera porque no da fruto. El hortelano habla de cuidado y esmero dedicándole tiempo para que llegue a darlos. La paciencia de Dios para con todos es infinita  lo es para ustedes y para todos, les dice . Lo sucedido son cosas que pasan y no algo que Dios provoca porque se siente ofendido. Es mas,  cuando el hombre ofende a Dios, el  redobla su misericordia y paciencia  hasta ver si el hombre logra  salir de su ceguera y  cambia, es lo  que  intenta decirles  con lo de la higuera. Si el asunto fuese como ellos piensan , también Dios podría aniquilarles, pero no.  

El hortelano está significando la misericordia y la paciencia de Dios para  con el hombre. Dios no es el Dios celoso del cumplimiento y de la venganza, su  pedagogía va en otra dirección, la de la cercanía, la paciencia y el no abandono de cada uno a su suerte.

Hay que dejarse cultivar por la palabra  de Dios que siempre busca la plenitud del hombre y no su destrucción.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz



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