LA PEDAGOGÍA DEL PADRE.
En este camino que siempre supone la cuaresma y que este año está siendo tan especial, nos encontramos con la Palabra de Dios que de diversos modos y maneras, no está invitando a una sincera conversión del corazón.
En el evangelio de hoy se nos invita a entrar en nuestro interior y también, como no, a mirar a nuestro alrededor. Con frecuencia pensamos que somos mejores que los demás y es ahí donde se pone el acento de la conversación que mantiene Jesús con los que se acercan a el a contar un accidente mortal que había acontecido. Esta muy metido en la mente de la gente que estas cosas sucedían a los que no estaban con Dios y desde esa lógica se deriva que es un castigo que Dios provoca por la infidelidad del hombre. Jesús sale al paso: la cosas suceden y no son castigo que Dios inflige a los que no son fieles. No, eso no es así, les dice. A continuación les cuenta la parábola de la higuera que no da fruto y que el amo quiere arrancar para sustituirla por otra, la intervención del hortelano prometiendo un segundo intento de hacerla fructificar hace que el dueño desista de lo que había decidido. La higuera está simbolizando al pueblo de Israel que no termina de dar fruto cuando ya debería estar dándolo, pero el hortelano se empeña en esmerarse en su cuidado. Es una forma de decirle que se conviertan, que están recibiendo el cuidado de Dios frente al cual ellos no terminan de reaccionar. El amo quiere arrancar la higuera porque no da fruto. El hortelano habla de cuidado y esmero dedicándole tiempo para que llegue a darlos. La paciencia de Dios para con todos es infinita lo es para ustedes y para todos, les dice . Lo sucedido son cosas que pasan y no algo que Dios provoca porque se siente ofendido. Es mas, cuando el hombre ofende a Dios, el redobla su misericordia y paciencia hasta ver si el hombre logra salir de su ceguera y cambia, es lo que intenta decirles con lo de la higuera. Si el asunto fuese como ellos piensan , también Dios podría aniquilarles, pero no. El hortelano está significando la misericordia y la paciencia de Dios para con el hombre. Dios no es el Dios celoso del cumplimiento y de la venganza, su pedagogía va en otra dirección, la de la cercanía, la paciencia y el no abandono de cada uno a su suerte.
Hay que dejarse cultivar por la palabra de Dios que siempre busca la plenitud del hombre y no su destrucción.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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