UN PADRE SIEMPRE ES PADRE.
El evangelio que se nos ofrece este domingo para la reflexión es la parábola del Hijo Pródigo y creo yo que para bien entenderla es necesario que nos fijemos en el encabezamiento que es donde se nos dice que es lo que lleva a Jesús a relatarla y para quien. Ahí se nos habla des escándalo de los fariseos y letrados que murmuran entre ellos porque Jesús acoge y habla a los publicanos y pecadores. Ese es el tema. Pero ¡ ojo !, la parábola no es solo para este grupo, sino para todos.Sabemos de esta parábola de los personajes y lo que les mueve: el padre que acoge y perdona, el hijo menor que quiere vivir su vida y en ese deseo rompe con la familia pero termina reconociendo su error volviendo a casa y el hijo mayor, que ha permanecido en casa, que no acepta ni la actitud del padre ni mucho menos, al hermano que vuelve aunque vuelva arrepentido.
Así que en esta parábola hay para todos, para los que se alejan y no quieren saber nada de Dios a quienes se les dice: nunca es tarde y si te arrepientes y vuelves a casa, serás bien recibido... Para el que permanece en casa y piensa que por eso tiene mas derechos hasta el extremo de exigir al padre que deje de serlo con ese hijo que se ha ido y a quien se le invita a superar el rechazo al hermano, su obcecación y a abrir su corazón... Y el padre, que muestra su comprensión y amor a ambos, tanto al que ha vuelto como al que ha permanecido en casa. Los dos son sus hijos y a los dos les quiere y les ofrece y les da lo que necesitan en ese momento. A uno la acogida, al otro, la reflexión y la comprensión. Se trata de que la familia no vuelva a romperse y para eso hay que dejar que habite en el corazón, la misericordia y el perdón. No solo debe perdonar el Padre, sino también los hermanos. Es mayor y mejor y mas sanadora la alegría de volver a estar juntos que cualquier otra cuestión que lleve al resentimiento.Es la parábola de la misericordia y la acogida de Dios con la que Jesús quiere dejar bien a las claras hasta donde llega el afecto y el cariño de Dios para con todos y con la que invita, a los que murmuraban entre ellos, a desalojarse de la rigidez, la crítica y murmuración, adoptando una visión mas amplia de la experiencia de Dios. Les está diciendo que hay que dejarse ganar por el amor y la misericordia pues eso es lo que nos identifica como hijos amados del Padre. De forma sencilla: si alguien se equivoca y vuelve pidiendo perdón hay que acogerle y perdonarle y no poner obstáculos para que se pueda integrar en la familia a la que pertenece-¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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