ABRIR EL CANDADO DEL CORAZÓN
En el texto del evangelio de este domingo vemos como Jesús acude a su pueblo y se va a la sinagoga en sábado, el día del Señor, en donde enseña. Su gente no terminan de creerse lo que estan viendo y oyendo y le rechazan porque, dicen, es uno que ha nacido y se ha criado en el pueblo, entre nosotros y además, toda su familia está aquí. ¿ De donde tanto saber ? Se niegan a aceptar su enseñanza porque les resulta imposible que de alguien a quien conocen personalmente puedan venir sabiduría y enseñanza con autoridad.Esto suele suceder con frecuencia cuando a alguien a quien nosotros pensamos conocer lo oímos decir algo que quiere llegar a nuestra intimidad, algo que va directo al corazón. Nos falta humildad para pensar que la verdad está ahí y puede llegar a nosotros desde cualquiera, sea conocido o no. Somos desconfiados y nos resistimos dando mas firmeza a nuestro creer conocer al que habla que a lo que nos está queriendo decir.Jesús enseña en la sinagoga, les está hablando del Padre, como no puede ser de otra forma y, como no interesa o convence lo que les dice, aparece la excusa. Los hombres y mujeres somos, digamos que artistas, para encontrar excusas ante aquello que no nos interesa aunque sea la verdad.
El rechazo de la enseñanza de Jesús por los de su pueblo sucede dentro de la sinagoga. Se supone que los que están allí vienen queriendo estar con Dios pero no quieren saber mas, no quieren mover nada de lo que ellos consideran que es inamovible. La excusa para no aceptar lo que les dice parece perfecta y es ahí donde está el engaño.No son capaces de aceptar que Dios les puede hablar en cualquier momento, desde cualquier circunstancia. Prefieren a un dios monolítico y que no les complique la vida.
Esto también nos puede suceder a nosotros que venimos a la iglesia, oímos la Palabra pero también somos escurridizos y andamos siempre buscando excusas ante la evidencia que nos invita a salir de nosotros, a movernos, a estar en actitud de acogida y camino.
Celebramos la Eucaristía, la Alianza pero... Impedimos que avance la historia de la salvación cuando tenemos nuestro corazón bajo candado y no dejamos que la presencia de Dios actúe en nuestra vida, nosotros que decimos estar con Dios...¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz
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