sábado, 8 de agosto de 2020


«Por el borde del precipicio» Testimonio contra el nazismo. Lectura social.


POR EL BORDE DEL PRECIPICIO
HERMAN SCHEIPERS (último sacerdote superviviente del campo de concentración de Dachau)
CAMPAÑA POR LA PROMOCIÓN DE LECTURA SOCIAL

La fotografía que se muestra es del padre Hermann Scheipers, un sacerdote católico alemán, prisionero durante el nazismo en el campo de concentración de Dachau, entre 1941 y 1945. Para no olvidar nunca su paso por el campo de concentración, llevaba cosido a su chaqueta el nº 24255, con la tela «a rayas» de la vestimenta de los presos. Además del triángulo rojo distintivo de preso peligroso y político.

Mi condena se formuló en los siguientes términos. ‘Scheipers es un defensor fanático de la Iglesia católica. Es propenso a generar intranquilidad a la población por lo que ordenamos su internamiento en el campo de concentración de Dachau’ y así me convertí en enemigo del estado y pasé de 1941 a 1945 internado en el campo de concentración. Fue el primer campo de concentración que se abrió en Alemania en 1933 para presos políticos. «Según ellos ponía en peligro la seguridad del pueblo y del Estado por no considerar a las personas condenadas a trabajos forzados como infra-personas, como lo hacía la propaganda nazi, sino como hijos e hijas de Dios, a los que me dedicaba con el mismo cuidado y amor que a los alemanes.»

El padre Scheipers pasó de sufrir el horror nazi a vivir bajo la persecución del totalitarismo comunista en la parte oriental de Alemania. Hasta su muerte continuó defendiendo a los débiles :
Sin fe, mi vida hubiera estado llena de amargura y resentimiento. Mi compromiso cristiano se ha tenido que curtir en los diferentes totalitarismos. El totalitarismo capitalista ha conseguido vaciar las iglesias. Se mete en el pensamiento como una serpiente invisible. Ridiculiza la religión a través de la propaganda. Un sistema que produce tanta hambre en el mundo para el beneficio de unos pocos, no puede tolerar que los valores cristianos tengan fuerza en la sociedad.
Los totalitarismos se van haciendo más brutales, si no existe una sociedad organizada para evitarlo. Cuando la vida humana deja de ser sagrada, todo es posible. En el capitalismo, el poder se va haciendo señor sobre la vida y la muerte de los hombres. Se va aceptando la eutanasia, el aborto, el hambre en el mundo. Unos pocos se enriquecen a costa de la vida de otros. Los cristianos seguimos siendo hoy un estorbo por la defensa de la dignidad de todo ser humano.
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