sábado, 8 de agosto de 2020

LA PALALBRA DEL DOMINGO

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICOLO A
( Mt. 14,22-33)

¡ ANIMO, SOY YO, NO TENGAN MIEDO !


   Continuamos este domingo con el relato de la semana pasada que concluyo con  la comida de la gente  y se nos dice que después de despedirlos a todos  y de que  los discípulos se fueran en la barca, Jesús, por fin, queda solo y puede dedicarse el tiempo  que necesita para estar en comunión con el Padre.   Y sigue el evangelio diciéndonos que al amanecer el día, con la barca  ya en medio del lago atrapada en una tormenta, se les acerca Jesús andando sobre las aguas.
Llegados a este punto Mateo nos relata  otro de los momento importante en la vida de los discípulos en donde Pedro va a ser protagonista pidiendo  una prueba de la veracidad de lo que estan experimentando: la presencia  de Jesús sobre las aguas. No deja de ser una forma de  verificar  ante el miedo de que sea un fantasma. Le dice: " Señor, si eres tú, mándame ir hacia tí andando sobre el agua " . " Ven ",le dice el Señor. 

El miedo termina por  derrotar al que tan valiente y con arrojo pisa las aguas y viene la súplica:
 " ¡Señor, sálvame !"  No falta el reproche cariñoso por  parte del Maestro  ante la duda una vez que le sostiene. Ya en la barca, pasada la tormenta, nos encontramos con una declaración   coral de fe. Se nos dice: "Los de la barca  se postraron ante  él diciendo:  " Realmente eres Hijo  de Dios" .
     La duda, el miedo, la obstinación por querer  señales que nos certifiquen que estamos en lo cierto, el  intento ingenuo de pedir pruebas a Dios porque no terminamos de creernos su  presencia y cercanía, todo eso  brota y nos viene desde este texto.
 Solo la experiencia  vital  es  la que lleva , una vez que pasa todo, a reflexionar  y la que motiva  un reconocimiento profundo de la salvación traída por Jesús. Es el encuentro  con el Maestro, del que tantas veces hablamos, lo que  transforma nuestra mente y nuestros sentimientos.
Los discípulos, la barca, el mar, Jesús que    se acerca desde su estar con el Padre en ayuda de los suyos, disipando miedos, fortaleciendo la fe, provocando la salvación , aclarando dudas...



  Hoy, ¿ por qué  no es igual hoy para nosotros que andamos  también  en medio del mundo -el mar-,  -en la iglesia- la barca, - luchando  ante tanta adversidad-  la tormenta, con miedos y arrojo y deseos de estar , de sentirnos salvados por El?  ¿Será que  el paso del tiempo nos ha llevado a olvidar que el es el Señor ?
Feliz día del Señor.

José Rodríguez Díaz


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