sábado, 8 de agosto de 2020

A los 75 años de la bomba atómica. Testimonio del doctor Nagai Takashi

Llamados a remar juntos, es lo que se nos pide en estos momentos de la historia: «No nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo».
Un microscópico organismo tiene en jaque a todo el planeta, a sus sabios y científicos. Esta crisis sanitaria mundial (esta guerra que nos hemos encontrado) solo tiene remedio desde una vida de entrega, desde una vida solidaria, tomando la determinación firme y perseverante de empeñarse por el BIEN COMÚN…por el bien de todos y cada uno, para que seamos responsables de todos.
En este  75 aniversario de la bomba atómica, queremos presentar esta  página de la historia.  Mostramos el legado del doctor Nagaï Takashi… en donde se pueden ver reflejados millones de personas que ejercen su profesión custodiando y siendo servidores de la vida humana, sea cual sea su profesión.
En 1985 se organizaron diferentes ceremonias en Hiroshima y Nagasaki ( Japón) en memoria de las víctimas de las bombas atómicas lanzadas sobre las dos ciudades, cuarenta años después. Un testigo ocular de aquellas celebraciones decía: «En Hiroshima hay amargura y alboroto; todo es muy político… El símbolo podría ser un puño cerrado de ira. En Nagasaki hay tristeza, pero también calma y reflexión, no hay política, sino plegarias… se llora por el pecado de la guerra y, en especial, de la guerra nuclear. El símbolo sería unas manos juntas para rezar». La influencia del doctor Takashi Nagai explica, mejor que ninguna otra cosa, el clima de espiritualidad que reinaba aquel día en Nagasaki.
A las 11:00 del 9 de agosto de 1945 la segunda bomba atómica explotó en el cielo de Nagasaki, a 500 metros de altura sobre la Catedral de Urakami, erigida tras abolir la persecución del cristianismo en Japón. Todas las personas que se hallaban rezando murieron instantáneamente, quedando el edificio destruido. Al lado se encontraba la Universidad de Medicina de Nagasaki, que también sufrió numerosas víctimas mortales. Nagai Takashi fue uno de los heridos. Ese episodio histórico marcó el principio de una lucha para luchar contra las causas de la guerra.

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