sábado, 22 de agosto de 2020

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO.
CICLO A.
Mt. 16,13-20

 LAS LLAVES DEL REINO
       No hace pocos domingo escuchábamos la confesión de fe  de los discípulos en la barca, cuando la tormenta y lo de Pedro que quiso ir al Señor andando sobre las aguas. Hoy nos volvemos a encontrar  con otra confesión de fe  pero en esta ocasión provocada por la pregunta que Jesús hace  a los discípulos sobre qué es lo que piensa la  gente de el y que  piensan ellos en concreto . En esta ocasión , estamos en Cesarea, es Pedro quien responde adelantándose a los compañeros y diciendo  : " Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" 
Jesús alaba esta respuesta  diciéndole a Pedro que el Padre ha hablado por su voca. La consecuencia de esta confesión y  de lo que en ella se expresa es que  es el fundamento de lo que vendrá después: de la Iglesia y de su misión de  proclamar el perdón  y el amor de Dios a los hombres , lo que  ates  o desates.  Siempre desde ahí, no hay  otra alternativa. Además hay una promesa de protección decidida  que recibirán aquellos que  hagan suya  esa confesión de fe. Este grupo que se conformará como iglesia confesando a Jesús como el Hijo  de Dios vivo, no  va a ser vencido: " sobre esta piedra edificare mi iglesia , y el poder del infierno no la derrotará"
  Al hilo de esto la reflexión para nosotros hoy  creo que debe ser  la de que en la medida que  seamos capaces de confesar a Jesús como el Hijo de Dios vivo, en esa medida , encontraremos el auxilio de Dios no sólo en la misión que como iglesia se nos ha encomendado, sino a lo largo de toda nuestra vida, porque da la casualidad que fe y vida no pueden ir  paralelas, sino unidas. Claro que hay muchas  formas y maneras de  hacer esta confesión, pero cuidado no nos desvirtuemos en ella y  se nos convierta en una expresión más que no  tiene nada que ver con nuestros sentimientos, con lo que hay en nuestro corazón, con nuestra forma de comportarnos  y tratar a los demás o gestionar nuestros asuntos que llamamos terrenales, pero que en  en realidad para el 

creyente  han de tener siempre una referencia  a la trascendencia desde la  aceptación de Jesús  que no nos aparta de la vida, sino que nos implica , y profundamente, en ella con y desde un destino que  es  común a todos los hombres y mujeres y que nosotros estamos llamados a pregonar y anunciar fundados en el amor de Dios  vivo, manifestado en su Hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo.
¡¡Feliz  día del Señor!!

José Rodríguez Díaz


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario