lunes, 20 de abril de 2020

RASTREANDO.




Primero su corazón
con ritmo acompasado,
más tarde fue el suspiro
y al fin percibí su voz.

La palabra presente
en amoroso arrorró,
la ternura en sus manos
y olor de su pecho en flor.

Hubo ritmo en abrazos,
caricias y miradas,
cadencias y palabras
destiladas en amor.

Semilla germinada
que a la vida trasplantó.
Es mi árbol y es su fruto,
 es su ritmo y mi canción.

José Rofríguez Díaz

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