sábado, 2 de noviembre de 2019

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Luc. 19,1-10

  ABRIENDO LAS PUERTAS DEL CORAZÓN

     Con el evangelio de este domingo  entramos  con Jesús en la ciudad de Jericó en donde la gente  se arremolina  a su alrededor mientras que un  cobrador de impuestos, un publicano. quiere verle pero no lo consigue debido  a que  es de baja estatura. Este hombre se busca la forma de conseguir su empeño subiéndose a sicomoro, cosa que Jesús advierte y, acercándose a el , se invita a ir a su casa, a sentarse a su mesa... escándalo en todo el pueblo, se ha ido a comer con un pecador...
No sabemos cual es la conversación mantenida en dicha comida, lo cierto es que Zaqueo, así se llamaba,  en un gesto de sinceridad  se arrepiente del mal que ha hecho manifestando el propósito de empezar de nuevo  devolviendo todo lo que había robado.


Y observamos que Jesús se deja encontrar por todo el que le busca con corazón sincero, aun a pesar de lo que diga la gente, que El también, Jesús, dará la cara por los que  le buscan, no le importó  que le criticaran. Lo  importante es la persona, la persona que busca con sinceridad la verdad de Dios en su corazón.
Jesús acompaña a Zaqueo en el proceso de conversión. Con su presencia ayuda, facilita  para superar dificultades y dar el paso.
 a su vez el encuentro con el Maestro hace que Zaqueo se  reincorpore a la comunidad a la que pertenece aunque haya estado mucho tiempo de espaldas a ella.
" He venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido", le oímos decir.

      Hay un doble movimiento  con un deseo de encuentro por ambas parte y el encuentro se produce y la alegría es manifiesta y jocunda cosa que  pasa casi inadvertida a los ojos de  los que piensan y creen que  el hombre no puede cambiar.
Pienso que  sería bueno nos paráramos a pensar  en todo ello, nos haría mucho bien abrir las puestas de nuestro corazón y posibilitar que el otro  pueda hacer lo mismo.
¡¡ Feliz día del Señor"" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario