DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO C.
Luc. 11,1-13.
ALGO MAS QUE UNA ORACIÓN
Nos encontramos en el texto del evangelio de este domingo que Jesús a petición de uno de sus discípulos después de ver como oraba , le pide que les enseñe a orar. El lo hace y les enseña el Padre Nuestro.
Padre Nuestro que viene con la recomendación de la perseverancia desde el ejemplo que les pone del amigo y con la confianza de que nuestra petición será escuchada, esto último aparece ya al final del texto.
Orar con perseverancia y confianza significa poner nuestra vida en la voluntad del Padre al tiempo que siembra en nuestro corazón a la esperanza de que somos escuchados. Motiva nuestra voluntad de estar con el Señor, de vivir desde y con el Señor. No es cuestión de dependencia, es cuestión de comunión intima, de apertura a la trascendencia que nos sublima y logra dar sentido a nuestra vida.
Reconocer a Dios como padre es reconocerse como hijo lo cual establece una relación de intimidad filial en donde el amor lo envuelve todo, le da sentido a todo, lo sublima todo.
Es en esa y por esa relación que nos vamos identificando con el misterio trinitario que nos atrae con la fuerza del Espíritu que se nos da.
El texto termina diciéndonos que el Padre celestial dará el Espíritu santo a los que se lo pidan.
Podemos decir que la oración que Jesús enseña a los suyos no es solo un cúmulo de buenos deseos o intenciones, quiere ser algo mas, quiere llevarnos a un encuentro mas allá y mas acá de nosotros mismos con el padre.
No quiere ser una fría relación entre Dios y el hombre necesitado, aspira a una comunión en donde la identificación del hombre con su creador es propiciada por el mismo Dios, que ama a su criatura y que está dispuesto a hacer por ella todo lo necesario con tal de que encuentre dentro de los parámetro de su vida la paz, el consuelo, el sosiego y la esperanza que lo conduzca por caminos de la plenitud en el amor y ser testigo de ello ante los hermanos.
!!Felíz día del Señor¡¡
CICLO C.
Luc. 11,1-13.
ALGO MAS QUE UNA ORACIÓN
Nos encontramos en el texto del evangelio de este domingo que Jesús a petición de uno de sus discípulos después de ver como oraba , le pide que les enseñe a orar. El lo hace y les enseña el Padre Nuestro.
Padre Nuestro que viene con la recomendación de la perseverancia desde el ejemplo que les pone del amigo y con la confianza de que nuestra petición será escuchada, esto último aparece ya al final del texto.
Orar con perseverancia y confianza significa poner nuestra vida en la voluntad del Padre al tiempo que siembra en nuestro corazón a la esperanza de que somos escuchados. Motiva nuestra voluntad de estar con el Señor, de vivir desde y con el Señor. No es cuestión de dependencia, es cuestión de comunión intima, de apertura a la trascendencia que nos sublima y logra dar sentido a nuestra vida.
Reconocer a Dios como padre es reconocerse como hijo lo cual establece una relación de intimidad filial en donde el amor lo envuelve todo, le da sentido a todo, lo sublima todo.
Es en esa y por esa relación que nos vamos identificando con el misterio trinitario que nos atrae con la fuerza del Espíritu que se nos da.
El texto termina diciéndonos que el Padre celestial dará el Espíritu santo a los que se lo pidan.
Podemos decir que la oración que Jesús enseña a los suyos no es solo un cúmulo de buenos deseos o intenciones, quiere ser algo mas, quiere llevarnos a un encuentro mas allá y mas acá de nosotros mismos con el padre.
No quiere ser una fría relación entre Dios y el hombre necesitado, aspira a una comunión en donde la identificación del hombre con su creador es propiciada por el mismo Dios, que ama a su criatura y que está dispuesto a hacer por ella todo lo necesario con tal de que encuentre dentro de los parámetro de su vida la paz, el consuelo, el sosiego y la esperanza que lo conduzca por caminos de la plenitud en el amor y ser testigo de ello ante los hermanos.
!!Felíz día del Señor¡¡