DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Luc 10,25-37
DIOS Y EL PRÓJIMO
Ante la pregunta por lo que hay que hacer para heredar la vida eterna que un letrado hace a Jesús para ponerlo a prueba, este le remite a la ley, al primer mandamiento. El letrado contesta de forma correcta y es ahí donde Jesús quiere hacerle caer en la cuenta de que no se trata solamente de amar a Dios , sino que ese amor a Dios hay que concretarlo y concretarlo en el prójimo.
En cierto modo el letrado se ve acorralado pero sigue preguntando, ahora por el prójimo:
¿ Quien es mi prójimo? pregunta.
Jesús no pierde la paciencia y aún sabiendo que este hombre no viene con buenas intenciones, le habla del prójimo y lo hace con la parábola del Buen Samaritano en donde pone frente a la actitud de los hombres de Dios ( sacerdote y levita) la de aquel del cual no se esperaba nada por ser samaritano, para terminar preguntándole por la actitud de cada uno de los personajes que pasan junto al caído . La respuesta no puede ser otra mas que la que este hombre da: "el que práctico la misericordia" a lo que Jesús le dice al letrado que haga lo mismo.
La vida eterna pasa por la misericordia con los demás, por la compasión y la cercanía a los otros, sobre todo los mas necesitados.
Hay en el fondo de todo ello algo que Jesús quiere aclarar y que va en sintonía con todo lo que El esta haciendo y diciendo.
El hombre de Dios considera que no debe acercarse al caído, porque es impuro, luego no tiene a Dios, no es digno de Dios, no es digno de compasión. El samaritano libre de todo prejuicio, no tiene problema en acercarse y entregarse ante la necesidad del otro, no está atrapado por la idea de un Dios que excluye, que no quiere saber nada del " pecador"
Es ahí donde está todo el meollo de la parábola. La idea de Dios, que no la experiencia, nos convierte en exclusivistas y alimenta en nosotros la pertenencia a una casta que se considera superior y que se niega, le repugna, la relación con los que el cree que no son de Dios, que no lo tienen o que no quieren tenerlo.
¿Quien es el que actúa correctamente y según lo que se dice en el primer mandamiento que lleva a la vida eterna ?
El que se compadece, el que se acerca , el que alivia la necesidad del otro , aunque sea pagano, aunque no sepa el precepto de memoria, aunque no está tan preocupado por la vida eterna, como lo estaba nuestro letrado. En una palabra, el que es capaz de ver en el caído a un hermano al que no se le puede dejar de ayudar.
¿ Es que acaso no fue esa, es y seguirá siendo la actitud de Jesús para con todos y cada uno de nosotros ?
Nuestra fe en Dios ¿ se alimenta de una idea o de una experiencia?
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
Luc 10,25-37
DIOS Y EL PRÓJIMO
Ante la pregunta por lo que hay que hacer para heredar la vida eterna que un letrado hace a Jesús para ponerlo a prueba, este le remite a la ley, al primer mandamiento. El letrado contesta de forma correcta y es ahí donde Jesús quiere hacerle caer en la cuenta de que no se trata solamente de amar a Dios , sino que ese amor a Dios hay que concretarlo y concretarlo en el prójimo.
En cierto modo el letrado se ve acorralado pero sigue preguntando, ahora por el prójimo:
¿ Quien es mi prójimo? pregunta.
Jesús no pierde la paciencia y aún sabiendo que este hombre no viene con buenas intenciones, le habla del prójimo y lo hace con la parábola del Buen Samaritano en donde pone frente a la actitud de los hombres de Dios ( sacerdote y levita) la de aquel del cual no se esperaba nada por ser samaritano, para terminar preguntándole por la actitud de cada uno de los personajes que pasan junto al caído . La respuesta no puede ser otra mas que la que este hombre da: "el que práctico la misericordia" a lo que Jesús le dice al letrado que haga lo mismo.
La vida eterna pasa por la misericordia con los demás, por la compasión y la cercanía a los otros, sobre todo los mas necesitados.
Hay en el fondo de todo ello algo que Jesús quiere aclarar y que va en sintonía con todo lo que El esta haciendo y diciendo.
El hombre de Dios considera que no debe acercarse al caído, porque es impuro, luego no tiene a Dios, no es digno de Dios, no es digno de compasión. El samaritano libre de todo prejuicio, no tiene problema en acercarse y entregarse ante la necesidad del otro, no está atrapado por la idea de un Dios que excluye, que no quiere saber nada del " pecador"
Es ahí donde está todo el meollo de la parábola. La idea de Dios, que no la experiencia, nos convierte en exclusivistas y alimenta en nosotros la pertenencia a una casta que se considera superior y que se niega, le repugna, la relación con los que el cree que no son de Dios, que no lo tienen o que no quieren tenerlo.
¿Quien es el que actúa correctamente y según lo que se dice en el primer mandamiento que lleva a la vida eterna ?
El que se compadece, el que se acerca , el que alivia la necesidad del otro , aunque sea pagano, aunque no sepa el precepto de memoria, aunque no está tan preocupado por la vida eterna, como lo estaba nuestro letrado. En una palabra, el que es capaz de ver en el caído a un hermano al que no se le puede dejar de ayudar.
¿ Es que acaso no fue esa, es y seguirá siendo la actitud de Jesús para con todos y cada uno de nosotros ?
Nuestra fe en Dios ¿ se alimenta de una idea o de una experiencia?
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario