sábado, 29 de junio de 2019

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO TRECE DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Luc. 9, 51-62.

   ¿ DONDE ESTOY?

El texto del evangelio de Hoy nos pone ante la decisión de Jesús de ir a Jerusalén. Por el camino van a suceder acontecimientos que aparecen como contra punto ante tal opción.  Primero, los discípulos y luego, los que dicen querer seguirlo. Los discípulos que no aceptan que el Maestro y ellos  sean rechazados en una aldea  de Samaria porque van camino de Jerusalén y quieren que caiga fuego sobre  esta gente.

       Y los que le expresan el deseo de de querer seguirlo  pero que no son capaces de dejarlo todo.
 Ambos, discípulos y estos que expresan tal deseo , no  terminan de entender  lo que  significa la decisión que ha tomado Jesús de ir a Jerusalén .
El se pone en camino de Jerusalén  porque  obediente a la voluntad  y al proyecto que el Padre pone en su mano, deber renunciar a todo lo que pueda significar violencia  o  guardarse algo para si.
Su decisión aparece como contrapunto que está muy lejos de aquellos que  han puesto  confianza total en el Padre, ante las adversidades, los miedos e indecisiones.

 Creo que este evangelio nos debe ayudar a reflexionar y preguntarnos donde estamos con respecto al seguimiento de Jesús.
Ante la adversidad, que podamos sufrir los que caminamos con El, la solución no es la venganza,  los malos deseos o la imposición desde la autoridad.
 Ante el deseo de seguirlo no podemos andar con recortes tratando de guardarnos las espaldas, ha de ser un seguimiento total, con todo lo que ello significa de confianza, esperanza y abandono. No se trata de despreciar nada sino  de poner en valor, ,en primera línea,  su compañía, ser de los suyos.

Tanto en el caso de los que ya caminan con El como en el de aquellos que  desean hacerlo se les pide confianza total, fidelidad y entrega al Reino del Dios,  al Padre, que es lo que Jesús hace con esta decisión de ir a Jerusalén  sabiendo lo que allí le esperaba.
 En muchas ocasiones no nos resulta fácil ni el permanecer con  El ni el deseo de seguirlo.
No se sigue a nadie  porque sí, habrá una razón para ello, me digo.

Hay una pregunta que  debemos plantearnos  y que hemos responder desde lo mas hondo de nuestro corazón. ¿Que  importancia le doy al seguimiento de Jesús?

¡¡Feliz día del Señor!!

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