sábado, 22 de junio de 2019

LA PALABRA DEL DOMINGO

SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 
SOLEMNIDAD.
CICLO C.
 UNA FIESTA PARA APRENDER SOLIDARIDAD.
     El texto del evangelio de este domingo ( Luc. 9,11b-17) en el que celebramos, reconocemos y adoramos la presencia real de Cristo en la Eucaristía, es un anticipo de esta fiesta que nos reúne estos días. En dicho texto descubrimos su preocupación de Jesús  por la necesidad de alimento que  viven los que le siguen.
   Este acontecimiento que nos relata Lucas lo concreta Jesús dándole categoría de  definitivo y para siempre en la Cena del Jueves Santo. Lo que  Lucas  nos relata es, por tanto, anticipo de lo que hoy tenemos, celebramos y guardamos con tanto cariño.
 Ahora es  Jesús el alimento, el que se entrega y se da a la iglesia de forma permanente, para que tengamos vida.  
 Santo Tomas, hablando de la Eucaristía  nos dice. " no existe sacramento  alguno mas saludable que éste, ya que en el se purifican los pecados, se acrecientan las virtudes, y la mente queda ungida de todos los espirituales carismas . En la iglesia  se ofrece por vivos y muertos, para que a todos aproveche, ya que por la salvación de todos fue instituido."
    Teniendo, sabiendo y viviendo todo esto, no nos queda mas que dar gracias por esta presencia real y salvadora de Cristo  oculto en la humildad del pan  y el vino. 
Celebrar, honrar, venerar su presencia  en la Eucaristía es reconocer  su amor para con todos. El sigue estando ahí, día tras día,  provocando el encuentro para que tengamos vida y vida en abundancia, según sus palabras.  A su vez esta entrega suya debe motivarnos   y tener muy presente a los  otros, de forma especial, a los mas necesitados.
 Por tanto, este sacramento  posibilita dos momentos de encuentro,  encuentro con el Señor, encuentro con el otro. Va a ser el mismo Señor  el que apunta a ello y que en el fondo  los unifica cuando dice  que lo que   le hagamos a uno de estos necesitados a el se lo hacemos.  La única y mejor forma de  manifestar nuestro estar, de nuestro amar  al Señor, es amando a su criatura por la que El entrego y sigue entregando su vida... Es así como el amor de Dios, la entrega de Dios en el Hijo amado, halla en nosotros profundidad y plenitud  realizando la salvación, porque  estamos en El y por El  vivimos y hacemos.
      La Eucaristía,  por consiguiente no se reduce  al altar y a un  tiempo mas o menos largo o al sagrario, no, hay algo mas que va mas halla de todo ello y que podemos concretar en términos generales como  el sacramento de la solidaridad. La Eucaristía es sacramento  de acercamiento, de encuentro solidario   
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!

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