DOMINGO CUARTO DE CUARESMA. CICLO C.
Luc. 15,1-3.11-12
VOLVER, ACOGER, ACEPTAR.
Hoy somos invitados a volver a la cada del Padre con la parábola del Hijo Prodigo que en este domingo se nos ofrece para la reflexión.
De una forma u otra Jesús nos esta invitando a revisar nuestras actitudes mirando cada uno de los personajes: El hijo que vuelve, el padre que acoge y al hermano mayor que se resiste a ello.
Quizá sería bueno que nos preguntáramos con la mano en el corazón y desde la sinceridad mas absoluta cual es el personaje que nos corresponde.
Hay tres verbos: volver, acoger, aceptar, que tienen mucho que ver con el seguimiento de Cristo, con la comunidad cristiana.
Volver:
No estaría mal que revisáramos si estamos dispuestos a volver, con sinceridad de vida, con arrepentimiento real, con corazón convencido de que nuestra marcha de la Casa del Padre fue un error que queremos enmendar con sinceridad. Ver si realmente estamos dispuesto a encaminarnos a su encuentro.
Ojo, porque también puede suceder que físicamente no nos hayamos ido nunca, pero que si ya nos hemos ido hace tiempo, desde los sentimientos, el afecto y el apego.
Acoger:
La acogida no del forastero que llama a nuestra puerta. No, esta es otra acogida, es la cogida del que un día se fue, exigiendo derechos, cobrando pertenencias, no queriendo saber nada y que después de un tiempo y en el dolor de la soledad, se da cuenta de que como en el lugar, la casa donde vivió y que abandono, no encuentra calor de familia y decide volver forzado por la situación que vive.
En el seno de la comunidad cristiana, la acogida mutua es muy importante y , a veces, no fácil ¿Por que es eso así? Porque sabemos,conocemos, nos han dicho o hemos dicho de esa persona y después de todo, vuelve y encima hay que acogerle como si no hubiera pasado nada. Verdad que nos cuenta un montón?
Y, por ultimo, tenemos el verbo aceptar-.
Nos negamos rotundamente a ello y no nos importa romper con los otros, sin darnos cuenta de que ahora y con esa actitud somos nosotros lo que nos vamos de la casa, de la comunidad negándonos a compartir, a estar y a celebrar la vuelta como gracia y don. Sin querer o queriendo, dándonos cuenta o no, nos hacemos daño. Nos negamos a los demás porque acogen y aceptan. Esgrimimos nuestras razones y tratamos de poner en evidencia la injusticia que para nosotros significan esa acogida.
Jesús con esta parábola nos invita a tener un corazón generoso.
La comunidad cristiana ha de tener siempre muy claro que no es un grupo de perfectos, sino de pecadores que buscan a Dios y su misericordia y, si no lo somos entre nosotros, ¿como podemos esperar que el Padre Nuestro lo sea?
¡¡¡ FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!!
Luc. 15,1-3.11-12
VOLVER, ACOGER, ACEPTAR.
Hoy somos invitados a volver a la cada del Padre con la parábola del Hijo Prodigo que en este domingo se nos ofrece para la reflexión.
De una forma u otra Jesús nos esta invitando a revisar nuestras actitudes mirando cada uno de los personajes: El hijo que vuelve, el padre que acoge y al hermano mayor que se resiste a ello.
Quizá sería bueno que nos preguntáramos con la mano en el corazón y desde la sinceridad mas absoluta cual es el personaje que nos corresponde.
Hay tres verbos: volver, acoger, aceptar, que tienen mucho que ver con el seguimiento de Cristo, con la comunidad cristiana.
Volver:
No estaría mal que revisáramos si estamos dispuestos a volver, con sinceridad de vida, con arrepentimiento real, con corazón convencido de que nuestra marcha de la Casa del Padre fue un error que queremos enmendar con sinceridad. Ver si realmente estamos dispuesto a encaminarnos a su encuentro.
Ojo, porque también puede suceder que físicamente no nos hayamos ido nunca, pero que si ya nos hemos ido hace tiempo, desde los sentimientos, el afecto y el apego.
Acoger:
La acogida no del forastero que llama a nuestra puerta. No, esta es otra acogida, es la cogida del que un día se fue, exigiendo derechos, cobrando pertenencias, no queriendo saber nada y que después de un tiempo y en el dolor de la soledad, se da cuenta de que como en el lugar, la casa donde vivió y que abandono, no encuentra calor de familia y decide volver forzado por la situación que vive.
En el seno de la comunidad cristiana, la acogida mutua es muy importante y , a veces, no fácil ¿Por que es eso así? Porque sabemos,conocemos, nos han dicho o hemos dicho de esa persona y después de todo, vuelve y encima hay que acogerle como si no hubiera pasado nada. Verdad que nos cuenta un montón?
Y, por ultimo, tenemos el verbo aceptar-.
Nos negamos rotundamente a ello y no nos importa romper con los otros, sin darnos cuenta de que ahora y con esa actitud somos nosotros lo que nos vamos de la casa, de la comunidad negándonos a compartir, a estar y a celebrar la vuelta como gracia y don. Sin querer o queriendo, dándonos cuenta o no, nos hacemos daño. Nos negamos a los demás porque acogen y aceptan. Esgrimimos nuestras razones y tratamos de poner en evidencia la injusticia que para nosotros significan esa acogida.
Jesús con esta parábola nos invita a tener un corazón generoso.
La comunidad cristiana ha de tener siempre muy claro que no es un grupo de perfectos, sino de pecadores que buscan a Dios y su misericordia y, si no lo somos entre nosotros, ¿como podemos esperar que el Padre Nuestro lo sea?
¡¡¡ FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!!