LA PALABRA DEL DOMINGO
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
CICLO C.
Luc. 4,1-13
EL HOMBRE SIGUE SIENDO TENTADO
Como todos los domingos primeros de cuaresmas nos encontramos con el texto de las tentaciones de Jesús en el desierto y que se nos ofrecen como modelo y paradigma para nosotros. Desde este pasaje y oyendo a Jesús aprendemos cuales han de ser las armas que hemos de usar a la hora de vencer la tentación.
Nos encontramos con las tres tentaciones que todo hombre sufre en lo que a su relación con Dios se refiere y que podemos definir como: pensar solo en nuestro beneficio y bienestar. Prescindir de Dios en nuestra vida y la tercera, utilizar de Dios para conseguir fama y prestigio ante los hombres.
Las armas con las que contamos y de las que hablamos mas arriba no son otras mas que la de la Palabra y la oración que aparecen como maestras en humildad y paciencia Es la única forma para salir vencedores ante ellas.
Darnos cuenta de que no solo el pan ha de ser nuestra preocupación, como signo de bienestar y equilibrio interior, sino que hay algo mas, porque la vida del hombre no solo esta en la carne, también en el Espíritu y el alimento del Espíritu es la palabra de Dios que reconforta, serena fortalece, pacifica y nos yergue como hijos de Dios.
La segunda arma tiene también tiene que ver con la palabra y la oración que son capaces de domeñar nuestra vanidad, nuestro orgullo, nuestra soberbia, que nos lleva a pensar que no necesitamos ni de nada ni de nadie, por tanto, tampoco de Dios. Nos erigimos así en nuestros propios salvadores. La tentación del hombre en el paraíso fue prescindir de Dios. Hemos de tener bien claro que solo Dios es digno de culto y adoración y nadie mas y esto nos cuesta entenderlo.
Ante la tercera tentación, tan sutil como las anteriores, hemos de aprender a saber aceptar la voluntad del padre, por ahí anda el Padre Nuestro con el " hágase tu voluntad" . Saber aceptar que no siempre los planes de Dios coinciden con los nuestros. No intentar obligar a Dios para que actué según nuestros intereses por muy religiosos que sean.
Jesús fue tentado en el desierto de Judea, nosotros en le desierto y la soledad de nuestra existencia, aunque estemos rodeados de gente.
Se trata de tomar opción y saber a quien queremos servir si a los planes de Dios, a los nuestros o a los de los demás que, en muchas de las veces, no tiene nada que ver con el proyecto de Dios para con el hombre.
Lo mismo que el Espíritu acompañó y ayudo a Jesús en el desierto en sus tentaciones, hemos de estar seguro de que también actúa y nos acompaña a cada unos de nosotros en el desierto de nuestra soledad.
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
CICLO C.
Luc. 4,1-13
EL HOMBRE SIGUE SIENDO TENTADO
Como todos los domingos primeros de cuaresmas nos encontramos con el texto de las tentaciones de Jesús en el desierto y que se nos ofrecen como modelo y paradigma para nosotros. Desde este pasaje y oyendo a Jesús aprendemos cuales han de ser las armas que hemos de usar a la hora de vencer la tentación.
Nos encontramos con las tres tentaciones que todo hombre sufre en lo que a su relación con Dios se refiere y que podemos definir como: pensar solo en nuestro beneficio y bienestar. Prescindir de Dios en nuestra vida y la tercera, utilizar de Dios para conseguir fama y prestigio ante los hombres.
Las armas con las que contamos y de las que hablamos mas arriba no son otras mas que la de la Palabra y la oración que aparecen como maestras en humildad y paciencia Es la única forma para salir vencedores ante ellas.
Darnos cuenta de que no solo el pan ha de ser nuestra preocupación, como signo de bienestar y equilibrio interior, sino que hay algo mas, porque la vida del hombre no solo esta en la carne, también en el Espíritu y el alimento del Espíritu es la palabra de Dios que reconforta, serena fortalece, pacifica y nos yergue como hijos de Dios.
La segunda arma tiene también tiene que ver con la palabra y la oración que son capaces de domeñar nuestra vanidad, nuestro orgullo, nuestra soberbia, que nos lleva a pensar que no necesitamos ni de nada ni de nadie, por tanto, tampoco de Dios. Nos erigimos así en nuestros propios salvadores. La tentación del hombre en el paraíso fue prescindir de Dios. Hemos de tener bien claro que solo Dios es digno de culto y adoración y nadie mas y esto nos cuesta entenderlo.
Ante la tercera tentación, tan sutil como las anteriores, hemos de aprender a saber aceptar la voluntad del padre, por ahí anda el Padre Nuestro con el " hágase tu voluntad" . Saber aceptar que no siempre los planes de Dios coinciden con los nuestros. No intentar obligar a Dios para que actué según nuestros intereses por muy religiosos que sean.
Jesús fue tentado en el desierto de Judea, nosotros en le desierto y la soledad de nuestra existencia, aunque estemos rodeados de gente.
Se trata de tomar opción y saber a quien queremos servir si a los planes de Dios, a los nuestros o a los de los demás que, en muchas de las veces, no tiene nada que ver con el proyecto de Dios para con el hombre.
Lo mismo que el Espíritu acompañó y ayudo a Jesús en el desierto en sus tentaciones, hemos de estar seguro de que también actúa y nos acompaña a cada unos de nosotros en el desierto de nuestra soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario