sábado, 5 de diciembre de 2015

¿Qué es el año jubilar?

  • En la tradición católica, el Jubileo es un gran acontecimiento religioso. Es el año de la remisión de los pecados y de sus penas. 
  • Es el año de la reconciliación, de la conversión y de lapenitencia sacramental.             
    Siguiendo las palabras del profeta Isaías, la Iglesia proclama el JUBILEO como verdadero “año de gracia”, año de perdón de los pecados y de las penas por los pecados, año de reconciliación entre los adversarios, año de múltiples conversiones, de penitencia sacramental y extrasacramental.
    El JUBILEO, se llama comúnmente, “AÑO SANTO”, no solamente porque comienza, se desarrolla y construye con ritos sagrados, sino también, porque está destinado a promover la santidad de vida.
    Celebrar el JUBILEO, implica tres acciones necesarias:
    - un examen de conciencia profundo sobre la propia vida del bautizado y de la comunidad celebrante,
    - un arrepentimiento sincero y un propósito firme de cambiar de mentalidad (conversión)
    - caminar hacia el amor misericordioso del Padre
    Otra gracia particular del AÑO SANTO, es el don de la “indulgencia plenaria”, la remisión ante Dios de la pena temporal merecidas por los pecados, ya perdonados respecto a la culpa.  El Jubileo es un año de gracia que tiene como fin, la renovación interior.

    Las indulgencias del año jubilar

     Durante este período, conforme al sentir de la Iglesia, podrán obtenerse indulgencias cuando, además de cumplir con las condiciones comunes (estar en estado de gracia, poseer la disposición interior de un desapego total, incluso del pecado venial, realizar la confesión sacramental de los pecados, revivir la sagrada Eucaristía y orar por las intenciones del Pontífice) se realice una peregrinación piadosa y allí se participe, sea individualmente como comunitariamente, de algún acto edificante para la vida espiritual en alguno de los templos determinados por el Obispo para ganarlas.

    ¿Qué es la Divina Misericordia?

    El mensaje no es nada nuevo, es sólo un recordatorio de lo que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso, que Él perdona, y que nosotros también debemos ser misericordiosos y perdonar.
    Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje asume un nuevo enfoque poderoso, ya que nos llama a una comprensión más profunda de que el amor de Dios no tiene límites y que está disponible a todos, especialmente al pecador más grande: Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia (Diario, 723).
    Algunos de los elementos de este nuevo enfoque incluye una imagen sagrada del Salvador Misericordioso, varias oraciones nuevas y una abundancia de promesas. Pero los elementos principales son: la confianza y las obras de misericordia.
    La historia del origen y de la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y de su devoción por todo el mundo, resulta ser fascinante. Comprende apariciones y revelaciones extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones, una escapada dramática de una Polonia devastada por la guerra, una prohibición temporal del culto por la Iglesia y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo II, que muy probablemente será llamado por los historiadores "el Papa de la Misericordia."
                                    

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