sábado, 19 de diciembre de 2015

La mayoría de los adornos navideños son fabricados por trabajadores explotados en China


¿Alguna vez se ha preguntado de dónde vienen todas esas decoraciones que se usan en Navidad? No se trata de “duendes navideños” sino de personas reales, en China. Yiwu es la ciudad que cuenta con el mayor número de fábricas de ornamentos navideños alrededor del mundo.

En esta ciudad hay más de 600 fábricas que hacen más del 60 por 100 de las decoraciones navideñas del mundo. Muchos de sus trabajadores son explotados, algunos trabajan para ganar un dólar al final del día.
Trabajan entre 14 y 18 horas. Tienen 15 minutos para comer y cuatro horas para dormir en cuchitriles situados en las mismas fábricas. Al anochecer, las trabajadoras son registradas para comprobar que no han robado nada. Con sus puertas de metal y sus barrotes en las ventanas, estos talleres parecen más un cuartel militar. Así es como los chinos son competitivos.



Los pescadores de Filipinas luchan por su dignidad


A final de los años 70 la situación de las comunidades de pescadores del Laguna Lake en el Sur de Luzon (Filipinas) se agravó debido a un decreto del presidente Ferdinand Marcos a favor del comercio con Japón. Este decreto permitió la entrada de multinacionales pesqueras en el lago y monopolizó la venta de pescado. En palabras de los pescadores “El lago público se ha convertido en un lago privado”. Además, la poca pesca que les había quedado disminuyó por la contaminación de los vertidos de las fábricas recientemente implantadas en las orillas del lago con capital extranjero. Las familias quedaron sumidas en una situación desesperada; sin posibilidad de obtener los recursos pesqueros que les habían sostenido durante generaciones, con el agua de consumo contaminada y el riesgo de contraer enfermedades que eso conlleva, avocadas en definicitva a emigrar a los suburbios de las grandes ciudades.
La situación creada en torno al Laguna Lake catalizó el encuentro entre las comunidades de pescadores y el Centro Familiar del Instituto Social Asiático (FCASI), creado en 1962 por el padre Francis Senden. Desde 1970 a 1978, el FCASI gestionaba 26 Centros Familiares en todo el país para responder a los problemas de la población desde la lógica de la promoción y la transformación social. Fueron las mujeres de los pescadores las que participando en los programas del FCASI, plantearon en 1978 el problema del aumento de las piscifactorías comerciales. Gracias a las mujeres, los pescadores comenzaron una serie de encuentros con los trabajadores del FCASI para analizar el problema y buscar soluciones juntos. La idea era que los pescadores fueran los protagonistas de la lucha por la justicia, haciendo hincapié en la persona (pagkatao) y la dignidad en un proceso de promoción. Un pescador afirmaba “Nos dimos cuenta de que nuestras sencillas aportaciones, puestas en común, se convertían en significativas y enriquecedoras, tocando nuestras vidas como pescadores”. Crearon una serie de organizaciones, entre ellas CALARIZ, una federación de grupos de pescadores de las provincias afectadas (Cavite, Laguna y Rizal) e impulsaron alianzas a nivel local, nacional e internacional para promover leyes que protegieran sus derechos y su recursos vitales.
Potenciaron mucho símbolos pegados a su cultura como el árbol del manglar, representando la fuerza y la resistencia, y una barca, símbolo del energía y movimiento.


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