DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
EL HONOR DE DIOS.
En el pueblo de Israel caminaban a la par dos dimensiones la religiosa y la social, hasta el extremo que en un principio era el Rey el que las detentaba en su persona. En la época de Jesús no es tan fuerte esta unión pero aún permanece en la mentalidad de la gente y de los gobernantes aunque están siendo dominados por una potencia extranjera.
El texto que se nos presenta hoy para la reflexión nos sitúa frente a ello cuando los discípulos de los fariseos, con partidarios de Herodes, son enviados a preguntar a Jesús, y ponerle a prueba, querían saber qué pensaba El de todo esto. La trampa consiste en que responda lo que responda, como se incline mas a un lado que para el otro podrá ser acusado o bien de que es partidario de los opresores y por tanto está contra el pueblo o que es partidario de Dios y por ende se posiciona frente a la autoridad que gobierna en ese momentos - el Cesar- y podrá ser acusado de contestatario, que les acarrea dolor y sufrimiento y mas opresión por parte del Cesar.
La cuestión está en saber qué es lo que piensa para poder pillarle, bien por un lado, bien por el otro.
La respuesta de Jesús va a ser, como siempre, inteligente y desconcertante, dejando desarmados a los que interrogan: "Pagadle al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios".
De esa forma se sitúa ante la realidad y invita a los que le pregunta que hagan lo mismo. Aquí no se trata de Dios o el Cesar poniendo el uno enfrente del otro. Ellos saben muy bien, por su parte, que Dios está por encima del Cesar, y que este no se puede poner en igualdad, ni en comparación con Dios. Ellos lo saben. La respuesta de Jesús, siendo tajante, clara y escueta, les esta denunciando ante la pregunta que le hacen, porque manifiesta que no tienen presente el mandamiento primero: "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu fuerza, con toda tu alma, con todo tu ser..." , que por lo visto, han olvidado, que todo esta, digamos, sometido a Dios. Los relatos del Dios Creador hablan claramente de ello: La creación toda ella, la obra del hombre y también el hombre y entre ellos está el Cesar, que es hombre mortal. Por tanto, el problema no debería ser tal y de ahí la respuesta: a cada cual lo que le corresponde y según su condición: a Dios como Dios y al hombre, aunque sea la autoridad, como hombre.
La pregunta cargada de mala voluntad y de hipocresía no ha lugar. Jesús pone las cosas en su sitio sin rodeos.
Esto no quiere decir, ni por asomo, que la fe, del creyente, del que lucha por el Reino de Dios, no tenga una ineludible resonancia política, pero de ahí a poner en un mismo plano al que gobierna con Dios hay y habrá siempre, un abismo.
Esto puede suceder tanto en la vida pública ,como en el ámbito de la vida religiosa en su amplio sentido. Dios ha de ser, escuchado, respetado y obedecido ante cualquier dilema que la sociedad o los que gobiernan puedan plantear, bien porque nos obliguen a ello o bien porque nos resulte a nosotros mas cómodo. Está en juego el honor de Dios.
Feliz día del Señor.
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