INVENTOS: LA PASTA DENTAL.
Por Mary Almenara
Normalmente, cuando hablamos con una persona, solemos
fijarnos en varios aspectos de su fisonomía. Entre ellas están las manos, los
ojos, de los que se suele decir que son el espejo del alma, y también en su
boca o, mejor dicho en su dentadura.
Una dentadura perfecta atrae la mirada de la persona que
tenemos frente a nosotros y viceversa. Hoy existen muchos y variados
procedimientos, para tener una dentadura perfecta, eso sí, a cambio de tener
una cartera abultada, ya que todo lo concerniente a la ortodoncia y sus
derivados, nos cuesta un riñón y parte del otro.
Desde pequeños nos acostumbran a mantener una higiene
correcta y constante con nuestra dentadura. Sin embargo el cambio en los
hábitos alimentarios nos ha llevado a tener serios problemas con nuestros
dientes. Antes eran los mayores los que primero se enfrentaban al tortuoso
sillón del dentista; hoy son nuestros pequeños los mayores visitadores a este
gremio. Se ha constatado que cada día baja más la edad en la que los niños
padecen de caries dental, el motivo es la gran cantidad de azúcares que se les
proporciona desde la más tierna infancia. A los niños, a parte de las chuches
con las que se les premia, se les permite tomar bebidas edulcoradas a toda
hora, se les ha cambiado el biberón de agua por el del zumo o refresco, sin
tener en cuenta que muchas veces se duermen con él en la boca, lo que ocasiona
la aparición de las carie
Como digo anteriormente, hoy existe un sin fin de medios
para tener una dentadura perfecta y cuidada, pero sorprendentemente, se ha
constatado que en el siglo VIII a. c, ya
existían aparatos de magnifico diseño, usados por los griegos y etruscos para
corregir diferentes anomalías.
Cuando no se conocía la pasta dental, nuestros antepasados
se las apañaban usando remedios, muchos de ellos de dudosa veracidad, pues eran
tan agresivos que los dientes caerían por el remedio y no por la enfermedad.
Como ejemplo les comentaré algunos de ellos. En el Egipto
antiguo usaban una sustancia llamada Clistel, elaborada a base de piedra pómez,
sal, pimienta, aguas, uñas de buey, cáscara de huevo y mirra.
También se usaba la orina humana por el amoniaco que se
encuentra en ella.
Por suerte hubo una persona que un día inventó la cómoda
pasta de dientes, que con algunas variantes desde que se inventó, es la que nos
proporciona la ayuda para mantenerlos lo más
limpio posible.
Fue el médico romano Escribonius Largus, que vivió en el
siglo I de nuestra era, el inventor de la pasta dental. La fórmula que
conocemos hoy dista mucho de aquella primera, que se componía de una mezcla de
vinagre, miel, sal y cristal machacado.
Hoy la encontramos de muchos y diversos sabores, tantos que
en ocasiones no sabemos por cual decantarnos.
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