José Rodríguez. Párroco.
Hoy es fiesta en nuestra parroquia pues está dedicada al santo del día: San Antonio María Claret, que fue misionero durante un año largo en nuestra isla de Gran Canaria, traído por el Obispo Codina en la primera mitad del siglo diecinueve para misionar, y así lo hizo y tan bien, que aún guardamos la memoria de su paso por entre nosotros con gran cariño y agradecimiento.
Hoy es fiesta en nuestra parroquia y esto me lleva a pensar cuando puse los pies por primera vez en ella, hace ya dos años y de verdad que me siento bien, sereno y agradecido, trabajando codo con codo con los los agentes de pastoral que en ella ya había cuando llegue y otros, que se han ido incorporando. Hermanos en la fe con un proyecto común: anunciar el Reino de Dios.
Cuando hago mis reflexiones personales con respecto a la pastoral en la parroquia, me doy cuenta de que queda mucho por hacer: los jóvenes, los matrimonios, los ancianos, los niños de continuidad en catequésis, la formación y sobre todo y por encima de todo, la cercanía a todo el que llega. Tantas cosas que aún quedan por hacer... Y me tengo que resituar y serenarme, pues se muy bien que "Zamora no se gano en una hora".
Pienso que es cuestión de no cejar en el empeño, no dejar de hacer, de abrir puertas y dar confianza, acompañar y delegar en los que quieran colaborar, en no poner trabas, en no pensar nunca que la parroquia es mía y solo mía, pues la conformamos todos y sobre todo, es del Señor Jesús. Eso si, sin dejar a un lado la responsabilidad que asumí en su día de ser presbítero-animador en la fe de los miembros que la conformamos ( me han oido decir muchas veces aquello de : " aunque voy y vengo, no me olvido de lo que al fuego tengo" ) Y aunque vaya notando que las fuerzas ya no sean las mismas que cuando contaba los cuarenta y surja, de forma muy sutil, la tentación de flojera y no estar complicándome la vida, hay que seguir: el Señor nos acompaña en este tramo del camino que juntos hacemos.
Sabemos que suenan nuevas músicas con respecto a la pastoral y que hay que estar al día, con los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto a abandonar certezas por el vértigo que a vece supone lo nuevo: ese no saber por donde empezar y cómo hacer. No podemos dejar que el miedo a lo desconocido nos atenace e impida avanzar hacia una Iglesia, alegre, feliz, abierta, solidaria y confiada en su Señor.
En resumen, que existen retos personales y retos pastorales a los que hay que hacer frente y que con la ayuda de nuestro Santo Patrón y sobre todo, del Señor, los iremos superando para afrontar otros que ahora mismo ni sospechamos.
Por ahora estamos donde estamos y nos deseamos felicidades, gozo y paz y a seguir caminando, bajo la protección de San Antonio María Claret, haciendo lo que el Señor Jesús nos pide, con los pies en el suelo y el corazón en el cielo.
Muchas felicidades para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario