sábado, 5 de octubre de 2013

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

  CREER PARA VER.
"Auméntanos la fe" le piden los discípulos a Jesús , según vemos en el texto del Evangelio de hoy y la respuesta, como siempre, no deja de ser sorprendente. 


Ellos le piden fe y el les responde diciéndoles que no la tienen, que no es cuestión de aumentarla sino de tenerla  y luego les señala  un camino de cumplimiento y de fidelidad con el ejemplo del criado que está para servir al amo y no lo contrario, porque es que ese es su oficio.
Creo que en este ejemplo que Jesús les pone es donde está la clave, la fe  no se puede exigir, porque es un don, es pura gracia, el criado no puede  pedirle al amo ser el el servido  porque ha trabajado.  Es pura bondad por parte del amo si  le dice que se siente que le quiere servir.
 Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid : "  somos unos pobres siervos hemos hecho lo que teníamos que hacer" . Esto es una invitación a la fidelidad en el servicio y luego el Padre ya se encargará de ir repartiendo sus dones, entre ellos, la fe.
Descubrimos, además, que la fe no es algo que se tiene y ya está, es puro don, es verdad, pero hay que  vivirla en el día a día, aquilatándola en el crisol de la jornada. Es eso lo que hará que cada vez tengamos mas confianza en aquel de quien nos hemos fiado. Ese es el abono que hará crecer la fe y la confianza, apoyadas en el amor, que nos llevará a poner toda nuestra vida en las manos del Padre.
 Es un don, hemos dicho, pero también es un proceso de entrega mutua entre el hombre y Dios, en donde quien lleva la iniciativa es el mismo Dios.  Es El quien se acerca a nosotros y mueve nuestro corazón a la confianza, a fiarnos en todo momento, a esperar en su misericordia.
 El problema surge cuando esto lo queremos administrar nosotros desde nuestra torpeza y ceguera, siendo así que, no siempre somos capaces de vislumbrar con claridad y transparencia,  porque nuestra visión de las cosas no siempre es diáfana.
La fe ni se compra, ni se vende, la fe se nos da y se comparte, la fe no es para sentirnos a gusto y conformes sin mover un dedo, es para sacarnos de nosotros mismos y actuar en el mundo, lo mismo que el Padre lo sigue haciendo, entre los hermanos. Para agradecerla y reconocerla como  regalo que  es y que no nos merecemos, pero que, sin embargo, se nos da. La fe apunta a un futuro pero, como nos dice san Pablo, junto con la esperanza, es caduca. Ambas, fe y esperanza, han de alumbrar en el amor, porque son fruto del amor de Dios para con nosotros y ese, ese si que va a permanecer, porque Dios es amor. La fe es la entrega entrañable del Dios Trinitario que facilita en nosotros la aspiración a la santidad  y promueve la comunión con el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por tanto, la fe es cuestión de don y de fidelidad en lo de cada día, en donde Dios actúa, se revela y se nos da.
 ¿ Pedirla ?  Si  ¿ Por qué no?  Si nos fijamos, ya en el hecho de pedirla estamos haciendo una confesión de fe y de confianza en aquel a quien pedimos.
 Yo pienso que mejor que pedirla hemos de vivirla y ella, como  cualquier  semilla que sembramos en la tierra, con la gracia Dios, ira creciendo y dando su fruto.
Feliz día del Señor

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