EL TESTIMONIO DE UN HOMBRE
Entramos esta semana en el tercer domingo de adviento conocido también como el domingo "gaudete" - alegría- porque es desde ahí desde nos invitan los textos que se ofrecen a nuestra consideración, a vivir el tiempo que nos queda del Adviento.
Entrando en el tema del texto del evangelio nos encontramos con que Juan sigue predicando e invitando a la gente a cambiar su vida desde lo cotidiano y a los que les pregunta les va constestando según las necesidades que cada un plantea.
Ambas cosas: alegría y conversión van unidad. Es el momento del gozo porque el Señor nos ofrece la oportunidad de que le volvamos a recuperar si le hemos perdido. Es el momento del gozo porque descubrimos que Dios sigue empeñado en sacar el proyecto del mundo hacia adelante. Es el momento del gozo, en una palabra, porque sabemos y bien que lo sabemos, que Dios está por nosotros y no va a cambiar, pase lo que pase. Todo ello supone que nos volvamos al Señor, es decir, que nos convirtamos.
Una segunda parte del texto que completa lo anterior es el testimonio que el profeta da de Jesús reconociéndole como el que trae la salvación. Digamos que le cede el paso. Yo no soy ese que ustedes esperan, les dirá, y que ya está entre nosotros. Es El el que trae la novedad de la salvación a la vida y a la historia. Valiente gesto de Juan que le honra y que nos lleva a considerarle y a respetarle.
Juan no aprovecha el momento de gloria que esta viviendo para intentar desbancar a Jesús y mucho menos para aprovecharse. ¡ Cuanto tendríamos que aprender nosotros de este gesto!
El Bautista tenía bien claro cual era su misión y no se desvió de ella ni un momento y cuando llegó la hora de su testimonio lo dio de forma sencilla, pero valiente. Sabía hasta donde podía llegar.
Feliz día del Señor .
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