EL DIOS QUE NOS REVELA.
Ha sido Jesús quien nos ha puesto en la pista del misterio de Dios, eso que llamamos el Misterio de la Santísima Trinidad que no es ni mas ni menos que el Dios uno y diversos que actúa según necesidad del hombre, en favor del hombre.
La conciencia de un ser que gobierna todo y lo trasciende todo parece que está muy clara en el hombre a poco que este se pare a pensar y reflexionar sobre el origen y la marcha de su propia existencia o la del mundo. Pero el hecho de que ese ser que el hombre descubre sea un ser entitativo, que actúa de diversos modos y que se manifiesta desde una trilogía personal pero al mismo tiempo unitaria eso, eso es otro cantar y esa es la revelación de Dios que se nos da en Jesús.
Pero es que no solamente se nos revela como tal en Jesús y en sí mismo, sino que hay un paso mas que no es otro mas que quiere habitar en nosotros, que habita en nosotros si nosotros le damos cabida en nuestro corazón, claro está - la libertad del hombre siempre de por medio - y nos atrevemos desde lo que alcanza nuestra mente y para poder nosotros distinguir y aclararnos, nos atrevemos digo, a darle oficio: el Padre Creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Santificado; pero en realidad no son tres actos distintos y separados entre sí, sino que es una obra común de creación salvación y santificación. No hay un orden de preferencias, sino que se dan en unanimidad, al unísono y en la medida que el hombre se deja envolver por este misterio y su presencia.
Nuestra vida cristiana se inicia en el Bautismo, como todos sabemos y ya desde ahí está presente el Dios Uno y Trino independientemente de que el hombre sea consciente de ello. Es labor del hombre ir descubriendo la inmensidad del Dios que le habita y que no viene a anular su libertad pero si le proyecta hacia un futuro en donde el hombre está llamado a comprometerse en el devenir de los días con un proyecto de plenitud tanto propio como universal.
La presencia de Dios en la vida del creyente no debe enajenar ni alienar frente a los otros o frente al mundo, al contrario, debe hacernos cercanos a todo lo que es y constituye la expresión humana, fruto de su inteligencia y esfuerzo, las artes, las ciencias, el modo de pensar, la política, la familia, todo lo que tiene que ver con la vida del hombre, todo, tiene que ver con Dios y por tanto los que viven desde Dios no pueden ser extraños o mostrarse reacios ante ello. Se trata de hacer visible la acción del Dios Trinitario desde nuestra vida, con nuestra vida y acciones y ayudar a encontrarlo en los entresijos de la historia de forma que el hombre nunca se sienta solo y también sea capaz de liberarse de la tentación de pensar que el es su propio dios.
¡¡Feliz fiesta de la Santísima Trinidad!!
José Rodríguez Díaz
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